jueves, 23 de enero de 2020

   

    QUERÍA DECIR... (3)

       En el País Vasco peninsular, un gran número de personas aceptan su nacionalidad española pero -al mismo tiempo- se sienten disminuidos, por no decir desorientados. Aquí mandan los vascos entendiendo por tales a los nativos y a quienes disimularon su origen hispano para evitar que se les ignore. Y mandan desde Lacua -un territorio alavés donde arraigaron los nacionalistas vascos, llegados de Bilbao en su mayor parte dispuestos a preparar el parto de una nación llamada Euskadi.  
   Esta exposición que hago de la realidad que veo y constato tiene su origen en el "puente" que montaron los políticos de naturaleza hispana en Madrid -capital del Reino de España- para entenderse directamente con los jerifaltes del nacionalismo vasco que eran españoles por "imperativo local" o sea por narices ya que no por
natura, puesto que eran vascos.
    Cuarenta años viviendo esta realidad tiene sus efectos y lo español ya no cuenta si no es para sacar tajada con éxito, siempre por la misma vía: si tú españolito de a pie no cedes por instinto, no te preocupes porque la historia nos demuestra que más hace la diplomacia vendida que la decencia podrida. 
     En esas y con estas compañías estamos ya en el portalón de entrada que nos está introduciendo en la nueva nación, con derecho a ser ciudadanos de Europa que es lo que puede salvarnos a todos.
     Verán que soy optimista pero tengo mis dudas porque la bilbainada -y lo digo con cariño y respeto- se inclina más en favor del Reino Unido de la Gran Bretaña que por la Unión Europea. 
     Es el camino indicado para constituirse como paraíso fiscal.
 
      
    

     


   

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