viernes, 10 de enero de 2020

TRES HUESOS POR ROER

     Cuando constato o veo cómo,  con su conducta, los políticos de mi cuerda meten la pata, -o la mano que aún es peor- le entran a uno ganas de rascarse tras la oreja al tiempo que exclama en voz alta: "la pringamos y esto deja huella" Es para llorar a escondidas. Y lo malo del caso es que, si así se hiciera, lo tomarían a uno por tonto.
     Por el año de 1985, siendo yo parlamentario autonómico de Euskadi, escribí diez cartas -nunca publicadas y sí dirigidas a un superior jerárquico-para exponer la inutilidad política y el desprestigio que podía acarrear el descuidado uso que se hacía del poco dinero que manejábamos.
   ¿Sirvió de algo? Sí: para crearme enemigos dentro de casa.
     Y tan pronto llegó la ocasión y supe quien era el personaje que se presentaba para dirigir -con posibilidades de ser elegido- el partido en Álava,  me dí de baja en la política activa y me ahorré disgustos y responsabilidades. Y eso mismo lo han hecho decenas de miles de correligionarios.
     Puede el sufrido lector,  y a la vez interesado por la evolución política española, preguntarse: ¿Y  qué relación tiene con "los tres huesos por roer" del título?
     Muy sencillo: el primer hueso a roer por los forofos socialistas lo tienen en casa.Están divididos.
     ¿Y el segundo? La política activa se presta -lo  dijo bien un avispado personaje- a coincidir en el sueño (siendo o no importuno) con los más extraños personajes compañeros de cama. La derecha constitucional de Alava se dividió en aquel entonces y perdió poder. Ahí empezó el desgaste. El personaje político aludido buscaba su propio medro: politiquear en Madrid, pero midió mal la distancia... No pudo porque el que se divide pierde. El PSOE está ganando pero ya anda a la greña.
     Nos queda por adivinar el tercer hueso, este de taba: lo constituye el desgaste que el hoy triunfante personaje  puntero ha de sufrir,  porque el saco de las perras está medio vacío y no hay con que llenarlo.¿Por qué? Muy sencillo: los ricos se van y los codiciosos novatos no se conforman con morder paja.
     No lo podrán creer. Todo es propio  de una sociedad inmadura. A mi me entristece.




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