sábado, 18 de junio de 2016

SOCIALISMO Y CAMBIO

    Todo aficionado a la lectura de relatos históricos sabe que los valores y principios que dieron lugar a la aparición de un partido polìtico, suelen evolucionar  al compás de los cambios sociales.
    Los liberales, en sus comienzos (siglo XIX) cantaban aquello de "Trágala, trágala tú servilón, traga la Constitución" dirigiéndose a los más conservadores; y hoy, estos últimos son los primeros en exigir los derechos constitucionales por la cuenta que les tiene.
     Los seguidores del PSOE, que  conocìmos por los años treinta del siglo XX,  eran por principio ateos y muchos de ellos anticlericales. Hoy -por el cambio dado por este partido- cuentan con la presencia de católicos en sus filas y la fe religiosa de sus afiliados no les preocupa.
    Todo cambia. Un partido como el PNV se proclamaba católico a machamartillo. Ahora es aconfesional y sus  afiliados funcionan sin servidumbres sacrosantas.
    Y los españoles de derechas, aquellos que iban a la guerra por Dios y por la Patria, están ya en el recuerdo y han cambiado estos objetivos por intereses materiales que se ventilan tejas abajo.
     El caso es que el Secretario General del PSOE se desgañita prometiendo el "cambio" para conseguir votos, y lo único que está  claro es que su objetivo se concreta de forma  expresiva en echar al Sr. Rajoy del poder, para que lo disfrute el Sr. Sánchez.
     De lo que no quiere enterarse este Sr. Sánchez, ni sus ayudantes,  es del cambio que se está produciendo en sus filas, dentro de su  Partido; se marchan y se alejan los suyos por una sencilla razón: el cambio sólo puede ser creído cuando se predica con el ejemplo. Y el PSOE, tras de renegar del marxismo en tiempos de Felipe González, sigue igual. Y lo que no se renueva, perece.
     Eso lo han visto muy claro las mesnadas de PODEMOS. Han dejado el "populismo",  se proclaman social demócratas con una naturalidad que asombra  y se hacen con los votos del PSOE con la misma alegría que gastaron cuando éste les regaló ayuntamientos y otras jurisdicciones a los de Pablo Iglesias  a cambio de nada.
     Como bueno, simpático y  cordial  samaritano, el Sr. Sánchez que lidera este partido,  no  ha dignado tener en cuenta que, en los países  más avanzados de la Unión Europea, admiten con naturalidad el gobierno  al alimón con los conservadores tildados de derechas. Eso sí que hubiera sido en España un cambio de pistón y cuello vuelto, como decían en tiempos de Pablo Iglesias el bueno.
     No serán los últimos. A nada que se descuiden, hay otros -lo sé- que pueden ir al derrumbadero por el mismo camino.
      ¡Renovarse o morir!
 
   






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