jueves, 2 de junio de 2016

ESPAÑA MEDIATIZADA DESDE CATALUÑA.

    El texto de  hoy es una reflexión. Constato hechos. Transcribo las percepciones que registra una mayoría de electores que se apuntan a la moderación, al equilibrio, a la convicción de que, en un clima de serenidad y templanza, la justicia llega más y mejor a las mayorías  que entre luchas cargadas de ira  y espíritu vengativo.
    Empiezo por recurrir a la RAE para conocer una acepción del verbo mediatizar: "Privar al Gobierno de un Estado de la autoridad suprema que pasa a otro Estado, pero conservando la soberanía nominal".
    La información que llega a la calle, a cuenta de lo que sucede en Cataluña, es que, en dicha jurisdicción, se van dando pasos ilegales hacia el secesionismo; ilegales, pero en vías de institucionalización; pasos con los que se sustraen al Estado español competencias que se asumen, sin mayores inconvenientes, por otro conato de Estado: el de Cataluña en vías de gestación denunciada como  ilegal, lo cual nos óbice para que funcione de hecho  con normalidad.
    Esta mediatización no consentida, pero tolerada, va en perjuicio del Gobierno español y del partido que lo dirige (PP) y en beneficio de la Generalitat catalana, en manos del secesionismo bendito por varios partidos independentistas, cuyo poder nominal se ve reforzado por la opinión favorable de una mayoría de políticos catalanes y por el silencio de otra mayoría del resto de los españoles que se niegan a la ruptura de la unidad constitucional patria.
    La impresión, de esa mayoría de españoles, es que la gestión del conflicto catalán ha sido abordada y conducida por el Gobierno español pésimamente, y de ahì viene la pérdida de una caudalosa cifra de votos por el PP, que supone un inestimable caudal de poder efectivo.
    Puede  ser que la política seguida por el Gobierno sea la acertada, pero las noticias que llegan a la calle es que el Gobierno catalán medra, mientras el español merma.
    Al calor de esa realidad, apareció otro partido, CIUDADANOS, al que le costó arrancar, pero al fin pudo hacerse con millones de votos que veían claridad  en sus formulaciones unitarias. Pero... en sus andanzas de la mano del PSOE, se encerró en un silencio sospechoso, tal vez por no incordiar al pseudo federalismo socialista. ¡Y así les va!
    Dicen que los dioses ciegan a quienes quieren perder. ¿Estarán acertados?




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