jueves, 9 de junio de 2016

AGARRA EL DINERO Y CORRE

    Me cuesta mucho -me acuso y lo confieso- asumir nuevos nombres para identificar viejos hàbitos, costumbres o manías.
     En mi niñez había pobres y  ricos y en la zona  intermedia una escala diversa de clases medias. La sociedad, se componía de curas, militares y paisanos y entre estos se distinguía a los de corbata del resto que no gastaba en decorados clasistas, sin duda porque costaban un ojo de la cara.
     Para atender a los pobres existía el donativo voluntario y los llamados a pedir limosna sabían dónde y cuándo estaban mejor dispuestos los pudientes para aflojar la pasta.
     Ya estaba latente el deseo del cambio, cuando llegó la guerra que todo lo trastoca;  y entonces desplazaron a la caridad y la sustituyeron por la justicia social. Eran los mismos perros con distintos amos y otros collares o uniformes. Fue cuando sustituyeron  los comedores económicos para pobres por el auxilio social para las víctimas de la injusticia. Ese fue en esencia el cambio: la pobreza pasó de ser cosa de "caritativos" a caer en manos de los "justos", con los que inauguramos, todos, los años del hambre.
     En una ciudad levantina peninsular,  han maniobrado políticamente,  los nuevos amos del poder municipal, para acabar con la caridad de un centro altruista que proporcionaban alimentos a los más necesitados, y crear, a cambio, un centro oficial que haga lo mismo con sus amiguetes de partido y el dinero de todos (o de nadie, según se mire) en nombre de la justicia social.
     Por eso me cuesta asumir nuevos nombres para designar realidades ya existentes.
     Hay políticos de dos clases: los intervencionistas que quieren que todo se oficialice  para colocar a los suyos, y los "libertinos" que buscan "el sin control" para enriquecerse y llevar el dinero a gozar de los paraísos fiscales. No menciono, pero existen, también unos desinteresados que hacen juego limpio.
     Como siempre, a las clases medias, ahora sin corbata,  les toca aflojar la mosca porque, si no, nada funciona.
     La justicia, bien entendida, debe de empezar por cuidar de estas  clases medias que viven de lo suyo y pagan impuestos, y nunca  para favorecer a los intervencionistas, por un lado, o a los de "agarra el, dinero  y corre" por otro, como es costumbre.
     ¡Y usted que lo vea!



   







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