martes, 14 de junio de 2016

EL MODELO EDUCATIVO DE ESPAÑA

     Después del debate mantenido en TV sobre el plan político que más conviene a España, llegué a la conclusión de que la enseñanza era la base sobre la que construir la prosperidad de los españoles.            Nuestra enseñanza es cara, no está entre las mejores y, por sus carencias, es responsable de nuestra mediocridad creativa; es decir que nuestro ingenio inventivo es de poca monta si se compara con el de los países que van en vanguardia.
     Por tanto si la creatividad, el espíritu innovador, el avance en cabeza, constituyen el fundamento de toda prosperidad futura, tenemos dos posibilidades: o  bien cambiamos el sistema de enseñanza para ir entre los primeros o verdes las han segado.
      Nuestra enseñanza es susceptible de abaratamiento si tenemos en cuenta los avances de la enseñanza "on line", perfectamente compatibles con la enseñanza "in situ" o presencial. La enseñanza "on line" permitiría reducir los edificios dedicados a la enseñanza con sus gastos añadidos;  otro tanto sucedería con la nómina de docentes;  y además de poder eludir una gran parte del gasto en medios de transporte, hoy inevitables para el traslado de los  alumnos a los centros donde se imparte la enseñanza presencial, permite innovar recurriendo a  nuevas técnicas de estudio.
      Pero la enseñanza en España tiende a ser doctrinal, y esto nunca lo olvidan los que ejercen el poder. Si añadimos que una gran parte de familias españolas ha puesto su plena confianza  en la escuela oficial  o subvencionada por el sector público con la mejor buena fe, no es extraño que con
la conformidad llegue la rutina y que ésta derive en mediocridad.
      No mejorará la enseñanza mientras las familias no se interesen vivamente en su buen funcionamiento hasta hacer realidad la auténtica libertad de este sector. No valen todos  los vagones unidos  de los que tira una sola locomotora llamada Poder. Cada vehiculo ha de tener su propio motor y estimularse hacia la perfección siendo competitivos. Es ley de vida. La enseñanza dirigida desde la política, cubrirá unos mínimos pero, salvo excepciones, siempre será deficitaria y estará al servicio de los poderosos. Cuando éstos cambian, hacen las reformas que les conviene.
      Es el caso de España.
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