miércoles, 22 de junio de 2016

LOS QUE MENOS CULPA TIENEN

     Los idearios políticos, para que prosperen, hay que hacerlos coincidir con los deseos insatisfechos de las mayorías. El artificio lo han montado tosca y cínicamente,  pero con éxito, los jerarcas de PODEMOS. Donde les conviene, pasan por ser lo que predican otros. Siempre pican muchos que se las dan de entendidos.
     En los países prósperos, tal que un paraíso fiscal, donde los mejor dotados del territorio son mayoría, está mal visto que la carga fiscal sea soportada por ellos, por los pudientes, que guardan allí sus riquezas. En proporción, el más gravado es el extranjero pobre y trabajador sin derecho a voto. El más beneficiado es el nativo, que además se aprovecha de las ofertas beneficiosas del  país vecino donde  apenas tributa.Trato aparte se le da al forastero, que guarda en el paraíso sus caudales para salvarlos de la quema fiscal de su país.  ¡Poderoso caballero es don dinero!
     En los países pobres la tributación fiscal es un castigo que se soporta,  con naturalidad, en medio del mayor cabreo, por el trabajador de tipo medio con derecho a voto, lo cual no impide que se sienta mal tratado con respecto a los poderosos que se llevan el dinero a los paraísos fiscales.
     También, salen de este cupo, los que han aprendido a dar con el viento favorable que mantiene los salarios pobres en países poco desarrollados. Esto les permite competir y les induce a levantar los negocios en su tierra de origen para irse con la música a zonas  más rentables.
     El partido que prometa con seriedad un cambio para reducir injusticias, está poniendo  el voto a su favor; voto de todos los  que -cada vez más- consideran que donde mejor está el dinero es en manos de los que se lo ganan con el sudor de sus entresijos.
     Por eso, los paisanos que pagan, sacan sus consecuencias: votar al que más y mejor promete a sabiendas de que, pese a todo, tiene que estar atento, puesto que su salvación está en el fraude fiscal. Los  pequeños negocios que más prosperan son los que mejor defraudan. O también los que peor pagan. Ahí empieza el mal de la cosa.
     Estas ideas nunca supieron manejarlas los partidos políticos de la derecha, y siempre se dejaron ganar por las izquierdas que actuaban en nombre de la justicia social. Sería interesante saber quién, en España, se adelantó a prescribir por ley los primeros avances sociales. Y se verían sorprendidos al conocer la verdad.
     En suma, la derecha no  supo desenvolverse con habilidad en los asuntos políticos en pro de los más necesitados, y menos aún en el desarrollo de la justicia social. Hablan mucho de pactos, pero nunca  pactaron con los sufridos contribuyentes que nutren mayoritariamente los presupuestos.     Es un error -claro está- porque  en la España -tanto la oficial como la más castigada a fuerza de cargas, - nunca se  ensayó la imposición con criterios no fiscales, sino educativos.
    Me explico:  no es lo mismo "castigar" con un tributo al vecino que no recicla, que retener un impuesto a todos para promover el reciclaje, y  luego "devolver" su parte  al que mejor lo haga
según una escala convenida.
    Los políticos derechas son poco imaginativos. Son capaces de montar una amnistía para los defraudadores, al mismo tiempo que aumentan la  presión tributaria a los que cumplen  rigurosamente con sus obligaciones fiscales. Así está la cosa.
     ¡La vergüenza la, pasan los que menos culpa tienen!      
 

   
   

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