miércoles, 29 de junio de 2016

LO DIGNO ES DIMITIR

     Quienes viven en la España actual, podrán comprobar que los líderes del PSOE (Partido Socialista Obrero Español) se dirigen con frecuencia en sus intervenciones orales a la clase media,  para hacer promesas de difícil cumplimiento. Apenas si  mencionan  a la clase obrera.
     Los antañones, que llegamos a escuchar los vibrantes discursos revolucionarios que don Francisco Largo Caballero dedicaba al proletariado por los años treinta del pasado siglo, estamos asombrados.        Al examinar aquellos mítines y compararlos con los de don Pedro Sánchez, el líder actual del partido socialista, uno se acongoja. El  Sr. Sánchez  se dirige con frecuencia  a las clases medias para pedirles el voto. Pero las clases medias, en su mayoría, no conectan con su programa.
     Parece que mucho han cambiado las cosas y que los apelativos "obrero" y "proletario" han perdido gancho, puesto que ya casi nadie los cita entre los próceres del socialismo español. Pero las clases desasistidas existen y -esta es la realidad- han llevado sus votos a las redes de PODEMOS. Por algo será.
      En conclusión, el cambio experimentado por la sociedad española ha influido de forma notable en la línea de conducta  de muchos electores. Pero la culpa del fracaso del  PSOE, no la tiene el PP; la tienen el Sr. Sánchez y su camarilla.  Han estado demasiado atentos a lo malos y feos que son sus adversarios  y, cuando se asoman  al espejo, se contemplan para exclamar satisfechos: "mecachis que guapo soy". Pero la gente sabe que los partidos políticos que han  hecho historia, no son cosa de guapos. Hace falta talento.
     Malo es que desde las propias filas del PSOE, se hagan razonables y sensatas críticas al equipo que ha dirigido sus dos últimas campañas electorales. Pero sería peor si no cambiaran de rumbo y de maneras.  No se puede estar negando el pan  y la sal a millones de españoles que no les votaron,  por el   simple y equivocado  rumbo de un grupo de dirigentes (los del PSOE) no nacidos para la política y menos para ejercerla en democracia.
     Lo mejor que podría hacer esa directiva, es dimitir tras dos derrotas seguidas. Es ley de vida.
     







   

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