sábado, 10 de febrero de 2018

PARO, SALARIOS Y NEGOCIOS

     Quienes vivieron los años de la posguerra, además de trabajar muchas horas para ganar poco dinero, hubieron de soportar los inconvenientes de una acentuada inflación. La escasez de productos de primera necesidad encarecía la compra y las familias que comían de un sueldo, generalmente aportado por el padre, mal vivían metiendo horas extraordinarias para poder subsistir.
     No obstante, algunos escapaban a esa suerte y subidos en la rueda especulativa, -el "tíovivo" que decía un notable socialista vitoriano- vivieron jornadas de abundancia gracias al mercado negro. Las masas populares  arrastraban sus miserias y, sin  embargo, hubo quien amasó fortunas mientras  la banca funcionaba a todo tren.
     Podría decirse: los salarios por el suelo y los negocios especulativos por las nubes.
     Y ahora ¿que nos sucede? Parecidos collares paras distintos perros. Los negocios especulativos funcionan y los salarios no. A esto le llaman precariedad o paro. En tiempos idos, decíamos estraperlo.
     Es un estraoperlo actualizado y de grandes vuelos que además se globaliza. Con una particularidad que se repite: no conviene tocar la tecla de la sobriedad oficial  (estados, comunidades, corporaciones, partidos, sindicatos, paraísos fiscales, etc. etc.) porque ¿qué sería de tantos y tantos negocios? ¿Donde irían a parar los estraperlistas de hoy?
     ¡Haga usted guerras para esto!
   






















la desaabarrotada

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