viernes, 16 de febrero de 2018
NEGOCIOS CON FUTURO
Si prescindimos de separatismos y corrupciones, el problema más grave que tiene España radica en una crisis declarada que genera un paro y una pobreza descomunales. Para combatir tal situación -duradera en exceso- nuestros elegidos políticos se devanan los sesos, pero no aciertan a dar en el blanco.
Todo se reduce a tomar medidas y a prodigar recetas sobre estructuras laborales ya superadas entre los que palpan por donde va eso que llaman progreso. Todavía creen que generar trabajo solo es posible erigiendo fábricas o centros comerciales de gran formato. Son pocos los que aprovechan el cacumen para cortar la especulación rampante que nos corroe, y cambiarla por una productividad rentable, adaptada a las colectivas demandas de muchedumbres propias de los tiempos que corren.
Imaginación que nos conduce a pensar si no hemos caído en la cuenta de que los políticos, enviciados por la ley del mínimo esfuerzo, por lo menos en España -Vasconia y Catalonia incluidas-
no pueden ni queriéndolo dar en el clavo, sin necesidad de perder la piel en el intento que diría el Sr. Iglesias el de la coleta.
Veamos: una persona que sabe crear calzado de diseño y otros accesorios en piel, ya no abre un establecimiento de lujo en la calle céntrica de una ciudad; procura colocar sus productos en todo un mundo abierto al comercio global por el sistema "on line". Bien: ¿Algún partido político está pensado en divulgar y proteger las iniciativas que ya existen en este sentido en el sector privado? Por lo menos no se nota. Al contrario, esperan a que los apuntados levanten el vuelo para asarlos a base de impuestos y obligaciones colaterales.
Ese mundo por descubrir exigiría cambios de verdad -empezando por la escuela- sin necesidad de crear fronteras para engordar a unos pocos.
¿Pero acaso con ese cambio que sugiere no se terminaría por explotar a los más necesitados? No lo niego. Pero ¿quién impide a esos necesitados ser creadores y vendedores? Otro cambio que necesita escuela.
Por eso diré por ahora: menos políticos y mejor preparados.
¡Cambio que no conviene a una mayoría que aplaude desde las bancadas!
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