lunes, 20 de noviembre de 2017

UNA NUEVA Y PODEROSA MONEDA

     He sido y soy uno de tantos seres humanos obligado desde la niñez a  mirar con veneración a la peseta, a partir de una moneda de dos céntimos.  Por dos céntimos te vendían un caramelo en la tienda del pueblo.
     Todo cambio con el advenimiento de la II República, a mis nueve años. La peseta perdía valor en los mercados internacionales  en caída a plomo, y las monedas de dos céntimos, ya escasas, terminaron por desaparecer. En esas circunstancias, por cinco céntimos te daban dos caramelos donde antes solo pedían cuatro.  A ese fenómeno le llamaron luego inflación.
     Con la guerra,  en la zona sublevada estampillaron los billetes de veinticinco  pesetas hacia arriba hasta editar otros nuevos  en Alemania; los originales se retiraron de la circulación. Al término de la guerra, muchos españoles, perdieron el dinero no cambiado a tiempo. Un caramelo subió de precio: antes dos, ahora cinco céntimos; eso es lo que yo "gane". Mi paga semanal permaneció intocable. Fui una víctima de la inflación que siempre empieza atacando a los más débiles.
      En nuestros días,  en las altas esferas hacendísticas mundiales,  andan preparando el  terreno para zarandear el sistema  monetario, tema tabú para la mayoría entre la que me incluyo. Se trata de crear una moneda fuerte que desplace al dolar, cuyo manejo es controlado por los EE.UU. Y ya se sabe, el que parte y reparte...
      Hasta se da por existente una moneda a la que  llaman BITCOIN, controlada por no se sabe quién en los mercados globales,  que se cotiza al alza en  forma insospechada.
        Mucho me temo que alguien se va a forrar a cuenta de una ignorancia también globalizada.
        ¿O acaso me equivoco?
     

No hay comentarios:

Publicar un comentario