viernes, 24 de noviembre de 2017

SISTEMA RECAUDATORIO NEGATIVO.


     Soy consciente: desde la ignorancia de un tema es muy  difícil proponer remedios con probabilidades de éxito.  Pero esta realidad no nos puede impedir una deducción crítica ante hechos concretos repudiables.
      Por ejemplo,  en España la presión tributaria gravita  con más intensidad sobre  la clase media baja y la de verdad hundida,  privadas ambas de oportunidades para mejorar su situación económica;  en suma para vivir dignamente. Del desnivel es en gran  parte responsable el "Impuesto sobre el valor añadido", el IVA, de lo más  injusto entre los paridos por el ingenio humano.
      Dicho ésto -y he sido prudente- quiero añadir algo  más: esta realidad recaudatoria, además de  injusta es nociva;  es muy básica y  pretender darle un corte, supondría negar el sentido imaginativo y creador de nuestros políticos.
      Cuando los  tales políticos hablan de cambio  no tocan este impuesto. En todo caso, si alguna vez lo hicieren, suele ser por estar ligados a un sector clientelar del que esperan sus votos.
       A mi entender existen  dos tipos de presión  tributaria: negativa una, positiva otra. No cabe distinguirlas por su eficacia recaudatoria, ni mucho menos. Se diferencian por su fin educativo. Un impuesto que penalice a los españoles que hablan a grito pelado y se quitan el uso de la palabra, nos permitiría progresar con viento de popa y mejorar la vida de todos. Otro impuesto a las manifestaciones multitudinarias nos llevaría a pensar con la cabeza y no con la sobaquina de masas por muy selectas que éstas sean. Evitaríamos pérdidas colosales.
        Pero no se preocupen. España es un país de tascas,  procesiones y guerras llamadas civiles. Un lujo que justifica el IVA. ¡Y no me olvido de los lenocinios cuyos servicios están exentos!
                 

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