Lo más doloroso para el contribuyente de a pie y en nómina, es ver cómo en su patria querida lo ordeñan en nombre del Estado, de las CC.AA. y de los municipios, mientras en sus alrededores, viven a cuerpo de rey toda clase de pícaros que desde siglos han conseguido que nadie les toque un pelo ( y mucho menos las glándulas mamarias para el ordeño).
Y por si usted es uno más entre los millones de ordeñados por estar en nómina, quiero hacerle ver que si, por los azares del destino, le pillan en un renuncio (por ejemplo en el impago de una hipoteca) se harán públicas de hecho sus vergüenzas y se enterará todo cristo de cómo usted y su familia las pasan canutas, a la mayor gloria de su patria y de muchos de sus políticos, aunque estos vivan tocándose las glándulas seminíferas, como tantas veces sucede.
Estos son los hechos y para más fornicación de las aludidas víctimas, hemos de aguantar el cachondeo que se traen los pesebreros del gran capital, indignándose porque algún ministro se ha permitido la licencia de citar a ciertos grupos o a determinadas personas que esconden sus fortunas para no tributar, de forma que lo que ellos no aportan se convierte en mayor presión tributaria para los que si lo hacen, por su culpa, en demasía.
Ese silencio sacrosanto que se prodiga en defensa de los defraudadores y de los residenciados en paraísos fiscales, es cómplice con los que laboran por la existencia del infierno fiscal en el que viven la mayor parte de los contribuyente modestos, aquí en España, a los que para más humillar, les retiran de la nómina un anticipo mensual a cuenta, de forma que el modesto contribuyente termina por ser un prestamista forzoso de los erarios públicos.
Nos mean y dicen que es lluvia.
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