miércoles, 4 de febrero de 2015

CREACIÓN DE PUESTOS DE TRABAJO.


     Si uno se atiene a las noticias que se dan por los medios de comunicación, la responsabilidad asumible para la creación  o destrucción de empleo, corresponde al Gobierno de la nación; al Gobierno central.
     En efecto, según sea la política socio-económica impuesta a través de los presupuestos -política restrictiva o expansiva- se puede perjudicar o favorecer la creación del clima favorable o desfavorable para el fomento empresarial y, por consiguiente, para la creación o no de empleo.
     Pero con los Gobiernos pasa lo mismo que con las familias: donde no hay cecina, surge la mohina: es decir la tristeza, la melancolía, el disgusto. Y al final el cabreo.
     Para fomentar las políticas expansivas hace falta dinero y cuando no lo  hay, el ingenio humano no han ideado otra solución que la de pedirlo prestado.
     ¡Hombre: también se puede robar!. Es cierto. Eso hacían los bandoleros trabucaires y  es lo que hacen  algunos políticos;  pero todo tiene un límite y, sobre todo, los ladrones rara vez crean puestos de trabajo.
     Vamos al caso: crear un puesto de trabajo supone contar  con una cierta cantidad de dinero. Para simplificar, el coste de un  empleo se puede cifrar como si fuera  un bien material.
     Es decir que cada  uno, si se costea su propio empleo (como hacen los autónomos), puede hacerse dueño de un puesto de trabajo.
     Se comprende que asumir esta realidad supone un esfuerzo imaginativo. Cuando una sociedad sea capaz de admitir que la inversión en puestos de trabajo solo es posible si es rentable, se habrá dado el primer paso para una revolución laboral consistente en que   los gobiernos, cuanto menos estorben, es mejor para crear, puestos de trabajo.
    Es un tanto difícil que sean los gobiernos (es decirlos los políticos) quienes sean responsables únicos o mas importantes para crear o destruir trabajo. Son las personas, cada una o asociadas,  las que al final se colocan.  Para ello hay que valer  o tener alguna habilidad, cosa que depende del propio interés fundamentalmente.
    Las oficinas de colocación son un fracaso, a no ser que se constituyan en banderín  de enganche para una guerra.

No hay comentarios:

Publicar un comentario