jueves, 26 de febrero de 2015

LA MARCA ESPAÑA

     Una de las mentirijillas que ha tomado cuerpo a fuerza de repetirla, es la marca "España".  Se supone que la palabreja "marca" es una señal  que singulariza y distingue. Si hablamos de la "Mercedes", casi todos en el mundo moderno saben a qué nos referimos. Pero España, como marca, ofrece alguna duda.
     España tuvo su "leyenda negra" y citarla era como mentar la bicha, que así llamaban al príncipe de los ángeles rebeldes, es decir al mismísimo demonio. Y la "leyenda negra", mal que nos pese, sigue aún viva aunque con sordina.
    Los españoles no somos  tan buenos como algunos lo piensan, ni tan petardos como otros nos pintan. De uno en uno, tenemos algunos lotes de españoles dignos de toda loa, pero tomados a bulto, es para pensárselo dos veces; cuando recorro  algunas ciudades de España y veo a quiénes han dedicado muchas de sus calles -no en todo caso,  ciertamente -, siento ganas de emular al conde de Romanones, autor de aquella frase lapidaria: "¡joder que tropa!".
   Y no sé  el porqué, pero me dije:¿Cómo podríamos medir la excelencia española, la "marca" de marras, con probabilidades de acierto?  Muy fácil:  veamos como va el gremio de  los inventores españoles y esto nos hará  saber cómo anda el ingenio  de la inventiva  en España respecto de otros países. Gracias al avance electrónico he visto una estadística solvente acogida a la Organización Mundial de la Propiedad Industrial.
     En el año 2012, encabezaba las lista los EE.UU. con 51.610 patentes de invención  registradas. Le seguían Japón con 43.660; Alemania, con 18.713; China, con 18.617; Corea del Sur, con 11.848. España aparecía a mucha más  distancia con 1.713;  y ello gracias, en gran parte,  a las investigaciones  de la Telefónica y del  CSIC. Esa es nuestra "marca"
     No es para quejarse porque las hay peores. Pero tampoco para andar henchidos de satisfacción. No olvidemos que entre no sé cuántos millones de extranjeros que nos visitan, una parte no pequeña busca la "contramarca".  Lo hace para disfrutar del botellón en la vía pública y del magreo a pierna suelta en parecidas condiciones. ¡Y no pagan el IVA! (No se lo cuenten a nadie, pero esa es la "leyenda rosa" de España, muy difundida entre los bárbaros del norte).
    Tampoco  es para llorar, pero no invita al repique de campanas.

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