Los nacionalismos periféricos de la España ya invertebrada -país de países según el apostolado podemita- tienen una particularidad impresa a fuego: los naturales del país sedicente son distintos, luego tienen derecho a ser soberanos en su tierra y en otras adyacentes.
A través de cruces varios, la población nativa de cada uno de los territorios hispanos perdió pureza racial, pero no cultural; y al tener idioma propio, algunos de ellos, y un concepto religioso de sus valores patrióticos, consiguieron -lo cual tiene su mérito- mantener viva la doctrina y crear en su entorno un catecismo cautivador donde anida esta idea: un foco nacionalista se verá libre cuando sus pobladores gocen de una independencia soberana.
En suma, todo lo que sea admitir mejoras soberanistas es bueno para su intento final y se admite como anticipo a cuenta; pero nadie está autorizado a poner término a las reivindicaciones, si no se proclama antes la independencia del territorio y su paisanaje.
Ibarretxe en su proyectado "Plan" ofrecía hacer de Euskadi un Estado Asociado de España, sin renunciar a los derechos que pudieran corresponderle al Pueblo Vasco en razón de su historia. Es decir su independencia.
No se engañen: los nacionalistas bien documentados, tienen doctrina y dominan la escuela; por esta razón e instintivo mimetismo, los no originarios de la tierra irredenta se unen a ellos en gran número, tal que catecúmenos de buena fe; son bien recibidos porque si no disminuiría el censo de fieles, tan necesarios para contar votos o reunir multitudes.
Y los que se sienten españoles en la nación grande y libre ¿qué hacen para evitar el desguace?
Permítanme que lo diga con sentido descriptivo y por mera constatación de un hecho: hacen el ridículo. Con todos los respetos y con pena, hemos de reconocer que desde las instancias oficiales llenas de españolazos, todos muy patriotas, no fueron capaces de ver a tiempo que el problema venía dentro del caballo de Troya. Ni lo vieron, ni tampoco lo ven. Y el caballo sigue dentro de casa más lozano que nunca.
Tengo la solución: hacer de España una ex-nación de naciones. Todo llegará y soy optimista.
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