martes, 19 de septiembre de 2017

UNA ESPAÑA LISTA PARA EL DESGUACE

     Los nacionalismos periféricos de la España ya invertebrada -país de países según el apostolado podemita- tienen una particularidad impresa  a fuego: los  naturales del país sedicente son distintos, luego tienen derecho a ser soberanos en su tierra y en otras adyacentes.
     A través de cruces varios, la población nativa de cada uno de los territorios hispanos perdió pureza racial, pero no cultural;  y al tener idioma propio, algunos de ellos, y un concepto religioso de sus valores patrióticos, consiguieron -lo cual tiene su mérito- mantener viva la doctrina y crear en  su entorno un catecismo cautivador donde anida esta idea: un foco nacionalista se verá  libre cuando sus pobladores  gocen  de una independencia soberana.
     En suma, todo lo que sea admitir  mejoras soberanistas es bueno para su intento final y se admite como anticipo a cuenta; pero nadie está autorizado a poner término a las reivindicaciones, si no se proclama antes la independencia  del territorio y su paisanaje.
     Ibarretxe en su proyectado "Plan" ofrecía hacer de Euskadi un Estado  Asociado de España, sin renunciar a los derechos que pudieran corresponderle al Pueblo Vasco  en  razón de su historia. Es decir su independencia.
      No se engañen: los nacionalistas bien documentados, tienen doctrina y dominan la escuela;  por esta razón e instintivo mimetismo, los  no originarios de la tierra irredenta se unen a ellos en gran número,  tal que catecúmenos de buena fe;  son bien recibidos porque si no disminuiría el censo de fieles, tan necesarios para contar votos o reunir multitudes.
      Y los que se sienten españoles en la nación grande y libre ¿qué hacen para evitar el desguace?
       Permítanme que lo diga con sentido descriptivo y por mera constatación de un  hecho: hacen el ridículo. Con todos los respetos y con pena, hemos de reconocer que desde las instancias oficiales llenas de españolazos, todos muy patriotas,  no fueron capaces de ver a tiempo  que el problema  venía dentro del caballo de Troya. Ni lo vieron,  ni tampoco lo ven.  Y el caballo sigue dentro de casa más lozano  que nunca.
       Tengo la solución:  hacer de España una ex-nación de naciones.  Todo llegará y soy optimista.    






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