lunes, 4 de septiembre de 2017

EVOLUCIÓN POLÍTICO SOCIAL

     Llevamos años -y difícilmente superaremos esta idea- convencidos de que los puestos de trabajo dignamente remunerados, se crean por decreto y que los salarios empeoran  o mejoran según lo quieran o no los gobernantes de turno.
    ¿Quiere esto decir que los Gobiernos -según sean sus intenciones y programas-  no influyen en el desarrollo político social de un país?  No.
     Las reacciones populares, de difícil de manejo,  suelen ser las que más influyen en determinados cambios. Los gobiernos dejan hacer. Pero lo que hace treinta años dió buenos resultados, hoy podría ser catastrófico. Hay muchos factores imprevistos.
    ¿Cómo se provocan esas incontrolables reacciones populares?
     Repitiendo sin miramientos los mismos errores cometidos tanto por los gobiernos, como por la sociedad de la que proceden.
     Nunca  se dieron en España, por ejemplo-  las facilidades para el estudio  como en los tiempos que corren. Nunca tuvimos tantos titulados universitarios trabajando, -¡oh paradoja- en oficios de poco fuste para poder subsistir. Los resultados no coinciden con lo esperado. ¿Por qué? ¿Es culpa de los Gobiernos? ¿O han sido los estudiantes -es decir la sociedad española- los que hicieron un mal uso de las facilidades otorgadas en su favor?
     Podían citarse otros ejemplos, pero ¿para qué?
     La reacción social, ante ciertos disparates que se imponen desde la calle acogiéndose  a nobles principios, no existe. Hasta los gobiernos se acomodan al palo que pinte. ¡Viva la libertad!
    ¡Fallan los valores, la ética, los diez mandamientos!





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