jueves, 14 de septiembre de 2017

UNA ESPAÑA ATRASADA Y CACIQUIL

     España, como todo país medio organizado, tiene sus problemas  por encima de los normales. Problemas para cuya solución lo prudente es ir unidos.
     Pues bien, para los españoles la solución consiste en  buscar al culpable, sin  querer reconocer lo evidente: que entre todos la tenían y ella sola se murió, es decir que todos -he dicho todos-somos responsables y no basta con  disimularlo con gestos vacíos.
     Puesto a discurrir en mi mocedad -años del hambre- sobre las causa de  nuestras   miserias -las de una posguerra sufrida por millones de personas inocentes-, llegué con otros de mi edad a esta conclusión: solo a un  pueblo analfabeto y atrasado se le puede llevar a una guerra organizada por un poder caciquil de vía estrecha.
     Se podría escribir toda una historia (ahora le llaman  memoria histórica para eludir culpas y por
ende responsabilidades) sobre tan tremendo error,  como es el de buscar soluciones para cualquier problema, -como dirían en mi pueblo- con patadas en  los huevos  del  sufrido prójimo.
     En España hay muy pocos políticos preparados y responsables. Y los pocos que hay,  no se entienden.  Eso sí, para salirse con la suya no dudan en apoyarse en la infalibilidad del voto popular, en la lógica de las masas, a ser posible manifestada en la calle por medio de tumultuarias aglomeraciones.
     Así no vamos a  ninguna parte. Estamos tan atrasados en esa tierra de caciques que ni  nos damos cuenta,  ni nos importa, que se hayan hecho ellos, esos caciques, dueños de la escuela, de la banca y de los medios informativos forjadores de opinión interesada.
    El que los sufre es el pueblo -clase media y baja- por no saber unirse para, desde fuera de la política,  organizar su defensa sin desollar al vecino.
   

No hay comentarios:

Publicar un comentario