miércoles, 9 de marzo de 2016

VIVIDORES DE LA POLÍTICA

     Es para tener preparado el paracaídas ante el futuro que nos espera a los españoles, si los partidos no empiezan por marcarse una "línea roja" para seleccionar a sus candidatos, ante unas próximas elecciones, con criterios racionales y para que triunfe -en la gobernación del País- el sentido común.        El mal de nuestra política es que ha de satisfacer el apetito de un excesivo número de vividores. Por ahí se cuelan los compadres de la corrupción, la carcoma capaz de llevar a la ruina a los partidos más fuertes  y sólidamente constituidos; la carcoma que pudre las vigas maestras de un país,  sin dejar huellas externas de la desgracia inminente.
     Para un próximo votante, para un elector consciente de lo que ocurre,  no es admisible que los representantes políticos de una cámara legislativa se apiñen para aplaudir el  discurso de un orador de su cuerda, cuando con él se humilla sin necesidad a un adversario; sus aportaciones interesan siempre que contribuyan a resolver los innumerables problemas  del país. El aplauso revanchista no conduce a nada constructivo.
     En nuestra Constitución, los miembros de las Cortes Generales no están ligados por el voto imperativo. Si honestamente algún parlamentario no estuviera de acuerdo con lo preconizado por sus líderes, podría votar en contra. Nunca se hace, y tanta unanimidad resulta sospechosa. Si además, se mantiene la costumbre del palmeo imperativo, los protagonistas de ese despropòsito terminarán por convertir el hemiciclo en un "hemicirco". ¡En esas estamos!  Ya hemos asistido, en las últimas semanas, a varias escenas circenses como la  del beso en la boca y la del mamoncillo incluidas. No es bueno confundir el sentido del humor con burdas payasadas.
     Es decir estamos en una asamblea donde los llamados a la templanza para hacer  justicia, se entregan a la imprudencia del vituperio  o a la adulación del aplauso, que son la  más expresiva negación de la fortaleza.
     Y así no hay quien se entienda. En suma, nos esperan nuevas elecciones, más gastos y pérdidas de un tiempo, muy necesario, éste,  para que no se compliquen  los problemas que más agobian a millones de españoles con el pretexto del cambio.
 

No hay comentarios:

Publicar un comentario