Si examinamos las circunstancias que concurren para generar los grandes cambios que en el mundo han sido, veremos por lo menos dos cosas: que pillaron desprevenidos a la inmensa mayoría de los seres humanos testigos del fenómeno y -como consecuencia- su respuesta estuvo incontrolada durante un tiempo, por lo que generó conductas muy diversas.
Un ejemplo, la invención de la imprenta que permitió la divulgación masiva de los textos escritos, cobró importancia a medida que progresaban las naciones cultas que terminaron por dominar a las menos cultas.
Naturalmente, nadie acusó a la imprenta de las injusticias surgidas como consecuencia de su aparición, porque era un instrumento y el hombre fue, y es, el responsable de su manejo o de su olvido.
Al fin los cambios siguen produciéndose por distintas causas. La vida de los pueblos -activos o pasivos- también cambia y los que antes asumieron el fenómeno promotor de ese cambio, antes lo dominaron y lo usaron en su provecho.
Tan importante como la imprenta, lo es en nuestros días el invento de las comunicaciones electrónicas. La divulgación informativa y la de opinión están al alcance de cientos de millones de personas que se multiplican cada año que pasa. Este gran cambio de nuestra era, influye de modo incomparable en todos nosotros, por activa por pasiva: la información da poder.
Las migraciones multitudinarias con el volúmen que hoy registran, son una de las consecuencias de este cambio. Si se producen con la fuerza y efectos nunca superados antes, es porque la comunicación electrónica ha creado estímulos o temores que se divulgan en horas y dan celeridad y masificación a las iniciativas que despierta, hasta hacer inútiles las líneas fronterizas.
Estamos viviendo tiempos de confusión y miedos. Pero no equivocarse. Los pueblos cultos seguirán dominando el cambio. Y no olvidarse: la cultura se acepta y funciona en la misma medida en que se acepte y funcione la escuela. No es cuestión que se resuelva por la vía legislativa que puede ayudar no entorpeciendo. Es una cuestión de hábitos asumidos por las familias. Téngase en cuenta que la escuela está también en internet como están los juegos para pasar el tiempo. Y nuestros niños están más tiempo -mucho mas- en el patio de recreo de internet que en sus aulas.
Son los pueblos cultos quienes seguirán dominando el cambio.
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