martes, 29 de marzo de 2016

LA LEGÍTIMA AMBICIÓN DE PODER


     Ayer (28/03/2016), por la Sexta, un jerife del PSOE dijo (¡ya es valor!) que a Pedro Sánchez si algo le preocupa es España. Y que para salvar a España hay que barrer de la palestra política a Mariano Rajoy y a todo lo que representa con el  PP incluido, para darle a él  la vara del poder.
    Claro está, para echar a Rajoy, hay que hacerlo  responsable único de todo lo malo que pasa, por ejemplo, dejar a España en la ruina; una ruina ejemplar, como se ha visto probado con la alegría turística de la Semana Santa, de la que habría mucho que hablar.
     La forma de encajar las piezas del revuelto rompecabezas es dándole a Sánchez el máximo poder gubernativo. Al día siguiente todos felices. La preocupación por España de Pedro Sánchez está muy relacionada con el aplazamiento del 39º. Congreso del PSOE hasta que se constituya el Gobierno del Reino de España. Si sus deseos se confirman, Sánchez no perderá las opciones que hoy tiene para presidir ese  nuevo Gobierno español. En resumidas cuentas, este aplazamiento lo hace en beneficio de España; nada tiene que ver con la ambición de poder de Pedro Sánchez.
     Sánchez, que no pudo culminar sus propósitos en las últimas elecciones y se dió la morrada al no reunir  la minoría mayoritaria necesaria para ganarse la Moncloa, carga las culpas, como siempre al   mismísimo Rajoy por no haberse estrellado antes en parecido intento.Conclusión:  Rajoy no quiere luchar por  España y, por eso, hay que barrerlo, para que pueda gobernar Sánchez, claro está).
     Pero patriotismos a un lado, ¿qué hay de malo en llegar a presidir un Gobierno si se cumplen todas las condiciones impuestas por la ley? ¿Será que el aludido percibe que le faltan méritos y sabiduría para ejercer ese cargo? Puede ser...
     Mañana van a reunirse las potestades del PSOE y de PODEMOS para hacernos felices a todos los españoles (sobre todo a los mas desamparados). Los  del PSOE quieren hablar de la partitura. PODEMOS quiere decidir antes sobre quiénes van a ser los  solistas  y el director de orquesta.
     ¿Qué es lo importante para que la interpretación suene? Indudablemente, las personas y a la cabeza su director.
     A Sánchez le cuesta reconocer esta realidad. ¿Por qué? ¿Tal vez  porque una voz interior le dice que no da la talla?   ¡Tal vez...!
   
         




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