lunes, 28 de marzo de 2016

MENTIRAS POLÍTICAS DE TRAZO GRUESO.

     Voy a fijarme en dos políticos señeros, es decir únicos, sin par; ambos de reciente aparición: Pedro Sánchez y Pablo Iglesias.
       Pablo Iglesias dijo que nunca formaría parte de un gobierno si no fuera presidido por él. Y Pedro Sánchez dice que su entrega y sus sacrificios, para dotar de Gobierno al Reino de España y evitar una nueva convocatoria de elecciones, solo  están motivados por un noble afán: el bienestar de los españoles; presidir ese Gobierno es algo secundario; lo importante es el programa.
       La verdad es que los dos se despepitan por alcanzar el poder. A Iglesias no le importa ser Vicepresidente, siempre y cuando desde ese cargo controle un conjunto de ministerios punteros y algunas instituciones que son  claves para la gobernanza  de España. A Sánchez, le pierden sus intentos por fingir lo contrario de lo que resulta ser: un perdedor nato. Siente pavor ante la caída   del PSOE que continuará tras una nueva llamada a las urnas. Por eso le urgen los apoyos de su adversario más directo: PODEMOS.
       Casi todos los politólogos  pronostican que una nueva convocatoria de elecciones, serviría para poco,  ya que los resultados serán parecidos a los registrados y hoy todavía vigentes. Pero, en realidad, no se sabe qué pasará, porque cualquier acontecimiento puede influir de manera decisiva en el futuro. Sin embargo, el que más riesgos corre de perder escaños es el PSOE, en favor de PODEMOS. Mal asunto para los partidos constitucionalistas. Porque en realidad, con los resultados actuales, una mayoría muy cualificada no está pidiendo el cambio,-como sostiene P. Sánchez-  sino la vigencia de la Constitución actual en la que caben reformas pactadas para dar estabilidad a la nación llamada España.
       Este hecho no lo admite Pedro Sánchez  y, antes de reconocerlo, prefiere negar la existencia del PP. No lo quiere ver, imagina que no existe y se mete a formar Gobierno teniendo que vender para ello el derecho de primogenitura que, además, no es suyo.
      Vivimos en un mar revuelto, donde la mentira han de soportarla millones de españoles como si fueran tontos. Se equivocan quienes piensen tal cosa.




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