viernes, 8 de noviembre de 2019

¿POR QUÉ TAN POCAS ESPERANZAS?

     España está mal organizada desde hace siglos. ¿Por qué? Sencillo y en cierto modo lógico. La Península Ibérica fue y es una plataforma muy dada a ofrecernos fenómenos geográficos e históricos  llenos de contrastes. Y los sucesivos habitantes que en estos parajes arribaron, siempre quisieron que triunfaran sus hábitos, sus idiomas, sus manías hasta el punto de ir a la guerra inter-próximos para imponer sus costumbres y  ser felices.
     A mí -aburrido comentarista de cuanto me rodea- me surge la idea que  conduce a constatar hechos: Álava, donde resido, pequeño territorio de la antigua  Vasconia peninsular con poco más de trecientos mil habitantes, está supeditada en modos y maneras a una emergente nación vasca, que ha seleccionado lo que podríamos llamar hábitos y costumbres autóctonos, con su idioma propio incluido,  así como aquellos distintivos que nos separan de otras tribus.
    Pero, claro está, cuando un pueblo -en el sentido étnico cultural- impone sus consignas raciales y domina los manantiales del buen pasar económico, y nos invita a sumarnos a las corrientes nativas porque ellos -buena gente- lo primero que desean es vivir en paz, tenemos que comprender que los buenos son ellos que nos dejan pasar hasta la cocina del hogar querido y suyo hasta las cachas.
    Entonces, sin quererlo, advierto que poco a poco se van perfilando dos comunidades:una que manda y domina y otra que obedece y mal camina. Algo que ya pasaba en la Roma imperial o en la España visigótica.
     Entonces ¿qué procede o qué camino seguir? Tengo hechas mis reflexiones. Esto ha motivado el libro -corta edición- que D.m. lo tendré en mis manos (El fuero, el huevo,  y las verdades del tintero)
antes de que acabe este mes de noviembre.
    He vivido una larga historia.¡Ya veremos!

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