martes, 26 de noviembre de 2019

ES UNA CORTA EDICIÓN.

     Una confidencia: me vi metido en enredos políticos en los  años 1977-78, días de la Transición, a ciencia y conciencia de ser tachado de fascista, porque desde los años de la guerra y el estraperlo, seguían haciendo efecto ciertos calificativos: y si no eras "rojo" eras "facha".
     Para quedar bien y no meterse en líos, podías ser del "Atlétic" o del "Real Madrid" que venían a dulcificar las diferencias.
     Yo era del "Alavés" con tan poco fuelle que solo podían disgustarme los de Eibar o los de Miranda que -en cierto modo-  se sentían iguales o mejores:  nos perdonábamos los resultados porque, aunque distintos, todavía inflábamos el balón con la bomba de la bicicleta y sin salir de casa.
     En suma, ¿dónde podíamos situarnos políticamente sin meter ruido y sin perder la condición de alaveses con un par de fueros? Y así se hizo. Era difícil porque los fueros, en su pura esencia, estaban tan olvidados como los huevos de gallina pueblerina alimentada con piensos silvestres, auténticos hasta ser estrellas para el paladar humano.
     Un pequeño grupo de alaveses, no sé cómo, fue premiado por los electores de la primera cita democrática electoral. Jugaron con lo lo propio, sin salir del caserío y en primera división, sin refuerzos para defender los fueros..
     Pero... todo, más tarde,  se fue a pique porque se falseó lo auténtico y para conservar los huevos, se desnaturalizó la materia prima. ¡Tiene pelotas la carga de basura!
     En suma, a mí, ahora, a punto de cumplir noventa y siete años, me da el antojo de escribir un librito para interpretar el viejo fuero -punto de arranque del nacionalismo de Sabino de Arana- y ver si puede servir de algo a estas altura, ahora cuando la "nación", se está tropezando con la "globalización" de turno.
   El título, el del libro citado, con deliberada intención, es: "El fuero, el huevo y las verdades del tintero". Y lo considero un "Desgarro satírico".
    Lo voy  regalar. El regalo, es para un fin benéfico.  No tiene mérito. Es una corta edición. Y no es una chaladura.
     La política si no se ennoblece es basura.

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