Es tal el número de falsos políticos que manejan los poderes de España, tal su influencia, tal su seguridad cuando hablan, tal su confianza de futuro, que uno -tras paciente escucha- desearía ser oveja en fase de pastoreo, a sabiendas de que los perros no muerden.
Pero... estos políticos ignoran que todo tiene un precio y lo que importa es no darlo a conocer, y si no hay tutía...ya llegará el verano con el pienso en las cunetas.
Corre la noticia de que van a mejorar las pensiones de los jubilados que no pueden subsistir por lo cara que está la vida. Y como de algún sitio ha de salir el dinero piensan sacárselo a los que se forraron cuando les dieron facilidades para que su ganancia en negro circulara como auténtica y tener donde morder la chicha.
Era una injusticia más, ya que en el fondo la ganancia procedente del timo era premiada, y la que llegaba a cambio del duro trabajo, castigada. Tiene pelotas el caso que provoca el desprestigio y resta votos.
Dado que este comportamiento crea escuela, se nos anuncia otra solución parecida: vamos a limpiar las carteras de quiénes ganan mucho y pagan poco, para dárselo a los proletarios que se lo sudan. Y los huidizos -cada día más a causa de la globalización rampante- ya están completando la emigración de su dinero a chorros.
¿Y cómo se arregla el desaguisado? A costa de las clases medias que también se lo sudan, pero no escapan, o cerrando las empresas, ya que solo dan disgustos. Y las cuentas de la Nación España reflejan la deuda creciente de un país que se siente demócrata para terminar en una dictadura a la latina.
"No y tres veces no", decía el buen samaritano, y ahí está hoy, crecido y satisfecho con sus alianzas en gran parte anti españolas que resultarán premiadas.
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