sábado, 16 de noviembre de 2019

LA DECADENCIA DE UN PARTIDO

    Que la vida tenga sus más y sus menos es tan normal como el desarrollo de una flor: ésta termina por desaparecer de escena antes que el escenario. Lo anormal es que sean los encargados de cuidar el jardín quienes, por ignorancia, desidia o latrocinio, figuran como responsables de esa muerte.
     Le veo al PP pasando por una crisis que no acaba de superar. Y las causas no son imputables a sus adversarios; se  desarrollan en su propio jardín donde se guarecen muchos ratones que ya no tienen queso suficiente al que morder.
     No quiero enumerar a esos roedores caseros -que viven del PP- porque son tantos y tan resabiados como para echarse a temblar. Sí; es cierto que estamos ante una endemia de la que no se libran ni las mejores familias.También lo es que un apreciable grupo de recta conducta, se desvive por acabar con el dañoso contagio. Pero... no aciertan a dar en la diana.
    Puede parecer un tópico, pero estamos ante un renovarse o morir; estamos esperando a la vuelta de la esquina y si esto no se aprovecha, lo más práctico es sentarse al sol hasta ver pasar el cadáver del partido aludido.
    Y ¿cómo dar en la diana? Me comprenderán si quieren, porque  es cosa de cuatro palabras: hacerse con la escuela, cedida de forma estúpida, en nuestros días , al adversario.
     Y ¿cómo legalizar el tema si nos han echado a la calle?
      Muy sencillo de entender: promoviendo todos los avances que el ingenio humano ha puesto al alcance de los docentes. Hoy puede enseñarse a todos desde otro continente. Hay que hacerse con el magisterio libre, si no queremos caer en manos del populismo.
     Pero... mucho temo que tan simple idea, por necesitar una compleja organización, no esté al alcance de las masas políticas que si saben  gastar  el tiempo y el dinero -que es de todos-, como si fuera humo -que no es de nadie-.

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