sábado, 9 de noviembre de 2019

LA VIDA QUE NOS ESPERA.

     Más bien, la vida que les espera a los que se levantan y se sienten dueños de un tiempo que, por lejano, se les hace eterno. Tengo la suerte de ser un viejo reflexivo -y en esas condiciones me muevo-que se siente animado a manosear conjeturas; -y ustedes me perdonen- conjeturas previsoras y limpias de malas intenciones.
     No soy adivino. Solo me aplico a deducir, al ver la creación persistente de muros y fronteras protectoras de los poderosos ayudados por los pobres, para adivinar a dónde nos llevan con estas conductas.
     Muros y fronteras, creadas desde el poder, que sirven para conservar los bienes acumulados por los pocos ricos censados, eso sí, a cambio de grandes injusticias. Las mayorías al servicio de los ricos con tarifas de hambre, no se inmutan y poco a poco sus componentes, asisten a un cambio pernicioso: ver cómo sus "amos" -los ricos- más dados a salvarse con la huida que a resistir las bondades de la pobreza masiva,  al procurar su fuga van hacia países dormidos donde terminan por dar con la ayuda de pobres todavía propensos a sentirse agradecidos.
     ¿Cómo hacer para sacar de la pobreza a todo un país como España?
      Siguiendo un proceso de aprendizaje en muy buenas escuelas. Pasando de la ineptitud con corbata
al estudio con posible valor añadido. Y eso no lo pueden regalar los políticos a cambio de papeletas
preñando urnas. Es algo que se aprende en casa  si la madre es lista y se la considera por su valía.
      Y usted político, no prometa lo que no puede hacer, como matar a los muertos.
       Su tarea es reanimar a los vivos. 

     

No hay comentarios:

Publicar un comentario