sábado, 29 de octubre de 2016

TRES PARTIDOS DE CENTRO

     En sus orígenes,  los partidos políticos democráticos suelen actuar bajo pautas radicales y, al paso del tiempo, acostumbran a moderar sus ímpetus para acompasarse al cambio social del que en cierto modo son responsables. No puede mantenerse a esas alturas, un PSOE con criterios válidos en los días de la transición. Ni valdría para gran cosa la UCD improvisada con éxito en 1977, para agrupar a una derecha desentrenada entonces y sin norte tras una larga dictadura; superada esa fase, tal partido no tenía razón de ser. Como dijera un buen día Leopoldo Calvo Sotelo, "el soufflé no se levanta dos veces".
     El caso es que, al cabo  de cuarenta años, el PSOE es un partido de centro, al igual que el PP y CIUDADANOS, cada uno con sus  particulares respuestas para un mismo problema, pero respuestas conciliables  si con buena voluntad se decidieran a derribar las barreras - más personales que doctrinales - que actualmente los separan.
    Para liar la hilatura, han crecido de forma espontánea e  incontrolada, dos radicalismos que quieren valerse de la calle para imponer sus criterios: el secesionista y el populista, viejas formulas que prometen felicidad edénica a manifestantes que vienen a estimar que todo es una fiesta, por más que el Sr. Tardá quiera dramatizar el referéndum.
     A mí, personalmente, estos asuntos me resbalan, porque veo la fiesta desde la terraza, a distancia y con la tranquilidad que impone -tranquilidad repito - mi próxima navegación hasta la otra orilla.
     Pero esto no quita, sino que da una visión serena de la realidad: al PSOE centrado -que no castrado- lo necesitan los españoles, y más los más necesitados.
    ¡Es una opinión!, claro está.







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