martes, 4 de octubre de 2016

EL RÍO REVUELTO DE ESPAÑA

     Si alguien cree que la crisis política española se resolverá dentro de un clima de paz, es que no conoce la materia prima que conforma a las masas ibéricas. ¡Ojalá sea yo el equivocado y pueda prosperar todo, también el diálogo, en concertada  paz!
     Mal presagio, cuando la argumentación que ha imperado durante el largo periodo electoral que padece la sociedad española, ha sido la del NO repetido hasta la saciedad; el NO propio de un necio
(persona que insiste o persiste en sus propios errores). Peor si, además, quienes han registrado esa marca del NO siguen sin apearse del error, lo sacan a las calles y se revuelven con este lema, multiplicado en pancartas insultantes y provocadoras, para promover  conflictos violentos en absoluto deseables.
     ¡Ya pueden los  futuros gobernantes pensar en medidas preventivas disuasorias del NO como sistema ! ¡Ya pueden desde ahora, como base de  todo acuerdo negociado, tener en cuenta esa circunstancia!
     Las negociaciones entre socialistas y populares pueden ser broncas o calmantes.  Ambos partidos, PP y PSOE, tienen encima de la mesa problemas muy serios y deben abordarlos convencidos por esta idea: se necesitan si quieren resolverlos. Problemas territoriales, problemas socio-económicos, problemas culturales... Problemas que están llamando a la puerta, golpeando la tarima,  y que necesitan el acuerdo de una gran mayoría de españoles.  Es, preciso para tal acuerdo, que no haya peleas, que el rechazo mutuo se cambie por una colaboración  constructiva.
    Ni vencedores ni vencidos: todos han de ceder en esta encrucijada.
    No es el momento de las militancias ni de las consultas primarias. Ha llegado el tiempo de la diplomacia, cuya misión  es velar y defender los derechos e intereses de un Estado. De todos nosotros.
    Con más razón cuando en el río revuelto de España, pescan a su aire los proclamados secesionistas.




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