lunes, 9 de noviembre de 2015

DIVAGACIONES DESDE VASCONIA

     LOS POLÍTICOS Y SU CIRCUNSTANCIA.- Los que conocen el mundillo de la vida oficial española (sindicalistas incluidos),  convendrán conmigo en que -a vista de pájaro-  hay  dos clases:de políticos: los pasivos y los influyentes.  Entre estos últimos, unos pocos  piensan. Los demás dormitan.
     En estas condiciones que España subsista, es un milagro.
     Verán: un grupo de ilustres catalanes, en el tardo franquismo, lucían orgullosos la insignia de nobles y leales demócratas, dispuestos a convivir con todos los demás españoles en paz y en gracia divina, siempre que se  reconociera su derecho a expandir la cultura catalana en beneficio propio y de toda la Nación, para lo que era necesario un Estatuto. Tan contentos estaban que votaron con mayoría distinguida la Constitución de 1978 y luego un Estatuto de autonomìa para Cataluña, algo de lo que hoy están arrepentidos gran número de catalanes y no pocos por razones contrarias.
      Los españoles más avisados, ya veían que  los nacionalismos tenían su gato encerrado, pero  los políticos de la época, representantes del pueblo para  el ejercicio del Poder,  -no por inocencia, sino por conveniencia- no dudaron en entenderse  con los  nacionalismos periféricos, cediendo, en favor de estos últimos, más de lo conveniente para la Nación con mayúscula.
     Las otras autonomías, en expectación de destino, protestaron no sin razón,  y  desde el Poder central no hicieron gran caso. Entre unos y otros, se fue descuajaringando el invento.
     Por otra parte,  España iba al garete por razones socio económicas, cuando desde Europa nos  dijeron:  ustedes, españoles, toman medidas o seremos nosotros los que ponemos el freno.
     Digan lo  que quieran, la política al uso estaba llevando a  España a ser un protectorado.
     Que la situación era y es grave, no hay duda. Que los parches de Sor Virginia, no servían para estos casos,  era cierto. Que los antibióticos hay que aplicarlos a su debido tiempo y con proporcionalidad, es una verdad que va a misa. El Gobierno nos metió dosis caballunas medicinales y no lo dudó un momento para estabilizar la economía, pero no así para resolver el problema territorial. He ahí lo que el elector no entiende.
    ¿Por qué surge el caso de Cataluña? ¡Ah! ¡Los políticos y su particular circunstancia! Según el criterio de muchos españoles que piensan y no embisten, el Poder central fue concesivo y pastelero. No diagnosticaron el mal, ni luego  llegaron a tiempo con las dosis medicinales adecuadas, ni hicieron  valer   la cirugía, también proporcionada, que les ofrecía  el art. 155 constitucional. Y esto, lleva a la desconfianza. al desánimo y a la frustración de los votantes que terminan por abstenerse o votar al adversario. Los políticos influyentes no lo vieron, ni lo quieren ver.
     La ocasión la pintan calva o con un solo pelo. Y en este caso, esos políticos influyentes, que  para convencernos de lo buena que resulta la estabilidad  se desgañitan y arreaban sin medir las dosis, no advirtieron  que estaban  arriesgando el triunfo, no sólo por razones económicas, sino -principalmente- por no querer o no saber conducir el desmadre territorial; estaban dispuestos a comprometer su victoria  por no atajar administradamente, pero con firmeza y de un barrido, el problema catalaunico.
    La derrota se la vienen ganando a pulso. ¡Dios nos ampare! Yo no haría caso de las encuestas. Claro que soy de pueblo y por ende desconfíado.  
   

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