jueves, 5 de noviembre de 2015

DIVAGACIONES DESDE VASCONIA

     DIFERENCIAS SOCIO ECONÓMICAS.- El hecho de que uno considere como inviable la igualdad que pregonan los políticos (cuanto más insolventes, más igualdad)  no permite que, malignamente, se le asigne a ese uno el papel de defensor de las desigualdades sociales.
      No podemos negar que en la España de nuestros días se ha introducido como norma la concesión de haberes fabulosos a personajes del mundo de las finanzas, o de la política  (en menor cuantía), a los que se envidia y admira -pese a todo- y vienen a ser imitados, en algunos  casos, por quienes  hicieron, unos de su profesión y otros de su situación, un particular y rentable negocio.
      La escalada está ahí,   visible sin tapujos,  y de ello queda constancia clara, para conocimiento de la nuestra y de futuras generaciones, en muchos juzgados. Y por el momento ni siquiera les disuade la amenaza de una reforma fiscal que restableciera el equilibrio, porque una vez conseguido el ingreso en el escalafón de los supermillonarios, lo más fácil es alzarse con el santo y la limosna,  cambiar de residencia a los dineros y ponerlos bajo el manto protector de un paraíso fiscal de los muchos creados para  amparo de "menesterosos".
     Todo ha de someterse a un equilibrio, fuera del cual la injusticia engancha a los humanos. Pero claro, admitir la deificación de un  as del deporte y que sus ingresos desborden todo límite y escandalizarse porque un experto profesional quiera imitarlo, no es justo desde un punto de vista partidario de la equidad. Y esto es lo triste: que la justicia no llegue para todos.
    Es doloroso decirlo, pero tanto desequilibrio, en un país como el nuestro, solo se arreglaría en gran parte con más y mejor escuela; pero  la enseñanza en España es cara y no bien asumida. Tal vez porque no hay libertad de enseñanza, aunque una mayoría crea lo contrario..

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