martes, 24 de noviembre de 2015

DIVAGACIONES DESDE VASCONIA

       LOS AVANCES ROBÓTICOS.- Están haciéndose pruebas de coches robotizados que circulan con  cierta normalidad entre los que se mueven manejados por seres humanos. La memoria de estos robots va de acuerdo con las exigencias de los Códigos de Circulación. Se parte del supuesto de que los conductores cumplen con las normas codificadas sin trampas ni cartón. La memoria del robot no ha previsto las mil triquiñuelas y atajos de los que se vale una  gran mayoría de los que dirigen la marcha de su vehículo. Entonces, a nada que actúe un  conductor tramposo,  el robot se pierde. Es decir: para que la orquesta funcione, el director necesita de buenos músicos.
       Si he traído a colación estos avances  en el sector del automóvil, que suponen una  premonitoria revolución del transporte de personas y cosas, es porque la robótica viene pegando fuerte en otros sectores, hasta predecir que si en la actualidad sobra mano de obra, en un futuro no muy lejano este sobrante se va a multiplicar en forma exponencial.
       La primera conclusión a la que llegan los expertos es que para aminorar los efectos de la invasión robótica y que no aumente el paro de forma fabulosa, habrá que revolucionar la enseñanza, materia,  en  España, en la que se progresa poco y mal, entre otras razones porque aquí   no se premia al escolar que destaca y estudia sin regatear dedicación y esfuerzo; al escolar que bien preparado podría ser útil ante el cambio robótico que se aproxima. Aquí rendimos culto al subsidio. frente al mérito; subsidio  que deja de ser conceptuado como remedio transitorio para casos difíciles  y justificados y se convierte,  de hecho, en  medio de subsistencia habitual que aplatana a las colectividades y las incita a no hacer nada.
       Los buenos políticos suelen adelantarse a a su tiempo. Pueden comprobarlo ahora, en período electoral: prometen con poco  fundamento soluciones desfasadas y  carentes de futuro. No quieren ver el problema  que viene y lo  tienen ya encima. Tal vez ese futuro, por el efecto darwiniano, esté en el sector primario. Y es el que antes y mejor estamos esquilmando.
     
     
   

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