miércoles, 11 de noviembre de 2015

DIVAGACIONES DESDE VASCONIA

     UNA DEMOCRACIA CORRUPTA.- Básicamente se entiende que un país vive bajo un régimen democrático representativo, cuando el poder se ejerce por el pueblo, del cual, por  sufragio universal, salen sus representantes.
     Las democracias se  rigen por una carta magna o  ley de leyes que marca las normas de conducta de los representantes y de sus representados. Su trascendencia está basada en el respeto de los derechos humanos de las personas, en la protección de las libertades civiles individuales y en la igualdad de oportunidades de quienes se han dado ese régimen.
      El régimen no funcionaría o funcionaría mal si los titulares de los cargos que ejercen o colaboran al ejercicio del poder (elegidos o designados), no fueran leales al Estado del que forman parte, o no cumplieran sus obligaciones siguiendo el dictado de las leyes.
     La corrupción en un país,  no solo se manifiesta en la viciada utilización de los medios materiales, sino en las conductas dolosas de los que forman parte del Estado (elegidos o designados) y que viven o se mantienen  a costa del erario público que es de todos. No perdamos de vista que, desde SM el Rey hasta el último peón del más insignificante Ayuntamiento, cada uno con su correspondiente grado de responsabilidad, todos son Estado y  todos están obligados a cumplir con lealtad sus funciones,
     Aparte manejos de  índole económica, ¿acaso no es cierto que España no constituye modelo a imitar por cómo actúan en el ejercicio de estas lealtades muchos de los aludidos?
      Vamos a ser consecuentes: ¿de qué sirve modificar nuestra Constitución sabiendo que  un número cierto de los que se acogen a ella y la disfrutan,  lo primero que piensan es en burlarla para beneficiar sus afanes  separatistas?
     Solo basta con ver lo sucedido en Cataluña (aparte de lo que se avecina) desde años atrás, sin que nadie haya sido molestado, hasta el momento,  por una depuración de responsabilidades.
     Y conste que los responsables tienen nombre y apellidos y viven tan ricamente,  para mayor escarnio.
   

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