lunes, 23 de noviembre de 2015

DIVAGACIONES DESDE VASCONIA

     LAS PROMESAS DE ALGUNOS POLÍTICOS.- El "cambio" es un tópico  del que se valen los malos políticos para engatusar a los electores. Se anuncian mejoras de índole económica a todo gas, contando con la credibilidad  del pueblo llano, sobre todo si padece carencias que le invitan a sujetarse en el clavo ardiendo de las bellas promesas.
     Sería de todo punto útil que, junto a la promesa que hacen,  nos dieran noticia del gasto que supone   y de dónde sacarán el dinero para pagarlo. Si este dato  permanece oculto, como sucede casi siempre, la consecuencia a sacar es lógica:  la tal promesa es una filfa.
     Cito el caso de lo prometido por algunos políticos:   elevar el salario mínimo y  subvencionar a quien no lo tuviera   con una cantidad equivalente,  con cargo al erario público. Nunca nos dicen a cuánto asciende el  costo de esta inversión y de dónde la van a sacar.
     Como esta promesa, se están haciendo muchas más en la confianza de que el poder tiene acceso a posibilidades financieras que no existen, pero fáciles de habilitar incluso para hacer milagros.
     Da la impresión de que abundan los votantes, mal informados capaces de creerse y asimilar  esas promesas, si  tener en cuenta que España es parte de la Unión Europea y, como tal, ha de cumplir ciertas obligaciones que le impiden sobrepasar unos límites de gasto, so pena de someterse a restricciones como las que aún padecen otros países europeos(también España)
    Es decir que esas promesas electorales, hechas a la buena de Dios, las pagan los de siempre, es decir las clases medias, por dos razones: los fuertes rompen la red y escapan a ese castigo y  los peces pequeños, se filtran por los reducidos orificios de las artes pesqueras y consiguen que a  ellos no les afecte la redada.
    Estas elecciones del "cambio", otra promesa estúpida -es decir necia o falta de inteligencia- y muy gastada en anteriores convocatorias, se defiende sobre la base de que los españoles son muy listos pero no hacen cálculos;  y así nos va. No se olviden que el bolsillo es insensible a sondeos y extracciones monetarias cuando el dinero abunda, pero se vuelve sensible y doloroso cuando se lo llevan los recaudadores para satisfacer promesas  personales, con las que los políticos tratan de resolver "sus" problemas;  no "tus" problemas.
     Mientras no se demuestre lo contrario.

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