Sí: parémonos a meditar sobre pobres y ricos. Es muy instructivo. En general los ricos mandan y los pobres obedecen. No siempre. Pero casi siempre. Y cuando esto no sucede, los ricos emigran y se van con su poder a otras latitudes, donde ejercerlo sin o con menos reparos.
Comprenderán por qué existen demarcaciones fiscales consentidoras o tolerantes donde apenas tributan por sus negocios, calificados de especulativos y muy rentables. Los interesados, acuden a estos "paraísos" como moscas a la miel, porque reciben un trato favorable que les permite acrecentar su fortuna.
Viven muy bien y disfrutan de una "renta per cápita" considerada entre las más altas del orbe los "amos" de la demarcación. En su entorno funciona una extensa población deprimida que presta a diario sus servicios, al enclave de la felicidad: unas trece mil personas para cubrir una demanda al parecer satisfecha.
Me estoy refiriendo a Gibraltar y sus cercanías. A ricos británicos y pobres españoles, convertidos por azares de la historia y errores de sus semejantes, en contratantes los primeros y servidores por necesidad los segundos.
Esta situación puede cambiar si el Reino Unido, como está previsto, se "independiza" y separa de la Unión Europea.
¿Quienes no quieren -entre otros- que se produzca un cambio que podría acabar con el paraíso fiscal gibraltareño? ¿Quiénes se unen a los explotadores en esta defensa? Los siervos españoles.
¿Por qué? Les digo: éste es el tema para la meditación.
Y una pregunta complementaria: ¿Acaso en el fondo de nuestras aspiraciones, en un rincón apartado de la conciencia, no subyace, entre españoles y comunidades adheridas, el deseo medieval de servidumbre siempre que esté libre de impuestos?
Meditemos.
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