La sensación de un gran número de personas que viven la actualidad española, es pesimista. No ven, no esperan gran cosa de la menguada talla (van dejando pruebas) de políticos y regidores que nos han tocado en suerte a los españoles constitucionales, de una parte, y secesionistas, de otra, aunque todos comiendo de la misma olla.
El conjunto de dificultades que -referido a España- se ha venido acunulando en los diez años largos de crisis para implantar empresas, unido a cambios tales como el que induce a los contados ahorradores, que aún viven, a no invertir, dado el clima político inestable que nos acecha, nos ha conducido a que solo los grandes capitalistas y contados personajes que dominan el tema, lleven su dinero a negocios compartidos, donde más que el valor productivo del bien o servicio en venta, esperan la ganancia a través de un proceso especulativo del accionariado.
La falta de inversores unida al reducido rendimiento de empresas de poca monta que aún perviven, induce a solo contratar los servicios laborales temporeros, a bajo precio salarial y en negro si se puede, y esto no soluciona la pobreza que ya vuela, ni tampoco sirve para un resurgimiento.
Para colmo de desdichas, -si la información no engaña- hay un pacto con la UE según el cual España tiene que reducir la tasa de desempleo, para el año 2020, al 11,9% del conjunto laboral; y de paso queda obligada a reducir el déficit de un conjunto de prestaciones sociales,
Pedir ésto a un País cuyos gobernantes están colgados de un guindo, incapaces de reducir los gastos superfluos, al tiempo que se recrean en mantener un sector público hipertrofiado, nos lleva a pensar en las peras del olmo.
Lo malo de esta situación es que no hay donde elegir. Los electos salvo excepciones -y a esto lo llaman democracia- cuentan con su mediocridad y la nula conciencia ética de sus rivales para mantener un debate permanente sobre timos y latrocinios que ya están sometidas al poder judicial.
¡Con la falta que nos hace un buen gobierno y mejor oposición! ¡Que se lo pregunten a los jubilados! Claman, para que se haga justicia con sus pensiones, orillando a los políticos.
¡Y no les da vergüenza!
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