No es suficiente para los nacionalistas gobernar en "su" Euskadi; es que han llegado, bajo capa de buenas voluntades, a conseguir que las sardinas constitucionalistas busquen el arrimo al fuego del nacionalismo, para conservar cierta influencia ante terceros con la que seguir guardando las apariencias.
Tanto el PP, como el PSOE, lo poco que tienen lo están perdiendo a pulso. A las pruebas me remito. No carguemos las culpas en lomos nacionalistas. Ellos se lo han trabajado, tanto para evolucionar, como para descender con sus ideas y buenas promesas a ganarse el voto. Los resultados están a la vista.
¿Quién ha ido anulando el poder de los constitucionalistas en la demarcación vasca? Sus directivos.Sí, los centralistas afincados en Madrid -por supuesto- pero coincidiendo con el "dolce non far niente" y el desánimo extendido por toda la comunidad autónoma por sus conmilitones, tanto por la falta de líderes como de programas propios de un País Vasco avanzado.
En cuarenta años se ha creado -sin contar con los migrantes- una doble sociedad vasca: la nacionalista en el poder y favorecida por la circunstancias del cambio, y la considerada españolista
que a poco se siente desplazada a las afueras.
¿Y esto tiene arreglo? Sí. Ya no será lo que fue. Habrá que innovar. Y despedirse de los apoyos llegados del cielo. Lo han vivido -y aún lo viven- los miembros y familias de la Guardia Civil radicadas en el País Vasco; y todos los que desempeñan cargos oficiales, de la dividida España, en esta Vasconia peninsular.
Me pregunto: ¿Cómo innovar?
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