lunes, 19 de marzo de 2018

ECHEMOS CUENTAS

     Cuando en un país se echan cuentas y resulta ser muy superior el número de pobres respecto a los ricos, se llega a la conclusión de que algo falla y, si algo falla, hay que buscar las causas y los culpables de esta anomalía. Pasa en muchos países y ya se sabe: mal de muchos consuelo de todos.Y así vamos tirando.
      En España, si uno analiza  cómo funciona la sociedad donde vive, advertirá que existe a propensión a  resolver los fallos y errores buscando culpables de las desgracias colectivas.  Entran en juego, todos los que tienen alguna  responsabilidad. También los empresarios  y su estructura  patronal, o los obreros y la suya propia, es decir la sindical. Genéricamente, los ricos cargan con las culpas a los pobres y viceversa..
     Claro que estoy simplificando  si dejo aparte a los  políticos, como si fueran hermanas de la caridad.  Cierto: no cuento con ellos aparentemente; pero si están ahí. Están  en primera línea,  porque si bien se mira ellos son los que manejan el cornetín de órdenes.
     Pongámonos en situación: todos necesitamos, a lo largo de nuestra vida, por ejemplo,  de los servicios médicos y confiamos su asistencia -normalmente- a uno o varios  debidamente titulados. Pueden equivocarse en su diagnóstico, pero si el enfermo empeora, se revisa y corrige el tratamiento sin grandes ruidos.
     Los políticos son los médicos sociales de una colectividad y, salvo muy contadas elecciones- no están preparados para este menester con el rigor exigido a los titulados. Para diagnosticar y prevenir en ocasiones, o curar en otras, los males de una sociedad enferma  y poco previsora,  no vale cualquiera. En evitación de contagios, muchos de ellos endémicos, hay que elegir, sí,  porque lo exige la democracia. Pero no  entre "cualquieras" sino entre los que debidamente hayan demostrado su capacidad, tanto política como ética.
     Eso de hoy que los políticos en la actualidad se "eligen democráticamente" por el pueblo y para el pueblo es una patraña. Las  listas las  hacen ellos y tú, votante, eres el conejito que das legalidad a la trampa.
     ¡Y eso va a misa!
   

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