Graves y viejos problemas que no excluyen a otros de inferior rango. Dos graves problemas gestados durante décadas, con acelerada activación desde que se implantó la democracia. Así es España.
Uno de estos problemas nos remite a la malformación de su unidad a lo largo de su historia. El otro, a las diferencias socio-económicas entre las tierras, los pueblos y las gentes de España; diferencias que siempre existieron, no fueron corregidas a tiempo o lo fueron sólo en parte.
España, atentamente observada,-según alguien ya dijera - es un archipiélago, con una particularidad: en vez de estar separada cada isla de las otras por canales de agua de fácil navegación, están cercadas por agrestes montañas. La comunicación era y es difícil y por añadidura costosa.
La desigualdad manifiesta, la riqueza y la pobreza mal distribuidas, la economía de subsistencia en su mayor parte, los idiomas diversos, el analfabetismo generalizado y otras circunstancias adversas, acarrearon el retraso de estas tierras peninsulares. El retraso que pagan los países y sus paisanos.
Pudieron existir y existieron unas minorías excelsas pero, como sucede en toda tierra de garbanzos -también en nuestros días- cada perro se lame sus heridas.
En 1840, recién salidos de la primera carlistada, tuvieron nuestros antepasados el acierto de hacer un recuento estadístico sobre el analfabetismo de España, provincia tras provincia. Álava -la mejor clasificada- tenía un 41% de población analfabeta. Vizcaya y Guipúzcoa andaban con el 60%. La media española se acercaba al 80 %
Esta forma de ser y estar en la ignorancia no impedía que existiera una superioridad de castas regionales que, unidas a un desarrollo económico-social desequilibrado y en gran parte pobre , han sido y son la causa de muchas de nuestras guerras y otras desgracias que aún padecemos.
Es de esperar que estas diferencias se arreglen con el paso del tiempo y con muy buenas escuelas para padres y para hijos. Empezando por una mayoría de padres, y sé lo que estoy diciendo.
Sea lo que fuere, la España llena de políticos de tres al cuarto -como tantas veces- sigue queriendo arreglar la casa por el tejado cuando lo que falla son los cimientos.
¡Adiós! Hasta la vista.
No hay comentarios:
Publicar un comentario