Siempre la pobreza estuvo sometida al servicio de la riqueza, Esto daba lugar a que las diferencias clasistas llegaran a extremos inconcebibles. Las clases sociales se agrupaban en función de ese clasismo, con criterios que posibilitaran la supervivencia. Pocos ricos pero jerarquizados y michos pobres masificados. Amos y esclavos
Entre las doctrinas más divulgadas en nuestro entorno continental, surgió el cristianismo, claramente inclinado a la defensa de los pobres poniendo su acento en el amor al prójimo y en el premio igualitario que alcanzaríamos en el cielo: fraternidad e igualdad. Pero no desaparecieron los ricos que abusaban de los pobres, incluso entre cristianos.
La Revolución francesa acuñó el lema: libertad, igualdad, fraternidad, y aplicó correctivos sangrientos para imponer la ciudadanía y acortar distancias entre derechos y obligaciones con este resultado: la prole de los pueblos siguió empobrecida; las jerarquías de los ricos, embravecidas.
Entonces surge el socialismo, al que si algo le caracteriza y distingue es su internacionalidad, La riqueza y la pobreza son universales; el socialismo ha de serlo para abordar con éxito los intentos redentoristas de una sociedad empobrecida y esclava extendida por todo el orbe. De ahí la institucionalización del socialismo internacional. La réplica vino con el nacional-fascismo de Mussolini, el nacional socialismo de Hitler y otros imitadores. Y siguieron existiendo pobres y ricos y como consecuencia millones de muertos.
Solo quería decir que los socialistas españoles están consiguiendo institucionalizar el Socialismo Plurinacional, en cuyo fuero interno se encierra que las regiones ricas sean más ricas y las pobres más pobres.
¡Vaya progreso en perspectiva! Hemos inventado el regional-socialismo.
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