viernes, 2 de junio de 2017

CLIMA INQUISITORIAL

     La crisis política que padecemos los españoles, a cuenta de los personajes dados a la rapiña en muy distintas instituciones del sector público, ha derivado en una constante tarea delatora, tan extendida como pintoresca, en un clima inquisitorial del que no digan dueñas. Parece increíble pero, en tiempos ya idos,  llegaron a ser sometidos a juicio inquisitorial animales, tal que una cerda,  que fue llevada a la hoguera  por no conseguir los tribunales de turno que confesara sus culpas. En España, estamos en ello.
     No es menos cierto que en la España actual,  irreverente, desenfrenada y mórbida, se ha despertado un interés desorbitado por ejercer la política pura y dura desde las más insospechadas instancias. No es de extrañar que en el paquete entren, no ya la prensa y otros instrumentos mediáticos, que es lo normal, sino los aficionados al fútbol, a los toros, a la trata sexual, al tráfico de emigrantes, a la  especulación inmobiliaria, etc. etc.  Vamos a concretar: lo mejor de cada casa.
     Bien: ya hemos inventado la "responsabilidad política" que carece de un código previsor de faltas o delitos y de su correspondiente listado de penas. Hemos inventado, también, la presunción de culpabilidad. Y también han sido juzgados eminentes cerdos, en  el más amplio sentido del término.
     Así, a la expectativa de unas nuevas elecciones, vemos pasar los años sin que llegue a despejarse nuestro cielo  de los más densos nubarrones.
     Y si entre los cuarenta y siete millones de pobladores de la España autonómica pero  irredenta hubiese cinco justos, ¿se salvaría el País? Un voz celestial respondió: SÍ.
     ¿Pero quién pone la mano en el fuego?

 
   

No hay comentarios:

Publicar un comentario