jueves, 13 de febrero de 2014

INDIGESTION ECONOMICISTA.

De tanto andar a saltos de tertulia en tertulia, donde los expertos en economía y algunos aficionados pontifican a pantalón quitado, somos muchos los que vamos a la deriva sin saber si saldremos o no de la crisis antes de morir, ni si llegarán los españoles del montón a disfrutar de un decoroso retiro en su vejez. Estamos sufriendo, como castigo complementario de la crisis, una indigestión economicista que paraliza de forma eficacísima las iniciativas mejor intencionadas. Como esta situación -según nos dicen- puede durar décadas, si no hay quien la arregle habrá que echarse a morir. Dado que el hecho de vivir tiene un coste, si a esto añadimos que los viejos viven más años y los niños no se mueren tanto como hace un siglo, en algunos países ya están pòniendo sus esperanzass en la eutanasia, para tratar así de aliviar los problemas que suponen los seres humanos poco o nada productivos y, por ende, caros de ser mantenidos. Si empezamos a evitar el desarrollo de fetos para ahorrar sufrimientos, lentamente iremos aplicando la receta a los muy mayores que han perdido el seso o que no tienen cura. Adormilarlos,como ya se hace hoy en día, es muy caro y muy largo. El Mundo, como una embarcación, sólo puede llevar una carga limitada. Habrá que soltar lastre.Para eso está la eutanasia.

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