viernes, 7 de febrero de 2014

EL ANARQUISTA DEL CUADRO

Hasta hace unos años, el tiempo vuela, en un bar restaurante de Vitoria, en la calle de Mateo de Moraza, muy cerca de la Virgen Blanca, estaba colgado un cuadro al óleo. Reflejaba la figura de un personaje, "un limpia" que ejerció su oficio por los años cincuenta-sesenta en la desaparecida cervecería Baden, en la calle del General Álava; era un sincero anarquista llamado Macario. Había vivido la guerra en el frente de Vizcaya y al terminar purgó la derrota, como otros muchos, hasta acabar de limpiabotas, un oficio que colmaba su ideal:no tener amo a quien padecer ni contentar. Así ganaba tiempo para leer y para el palique. Charlaba quedamente, sin alterar el gesto, poniendo sus razones por delante antes de llegar a conclusiones libertarias. Carlos Mintegui no fue cliente de Macario porque desde que hizo la primera comunión, conforme al viejo dicho "gente pobre no necesita criado", salió educado de casa para servirse de betún y cepillo e ir, sin ayuda de terceros, con el calzado limpio y reluciente. (Del libro ADIOS VITORIA escrito y publicado por Pedro Morales Moya)

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