¿Como? Muy sencillo y muy complejo: Ábrele la puerta de tu casa un descontento ideológico, invítale a comer, dale cariño y, si acepta, lo verás convertido en un sumiso de cuello vuelto (mirar para otro lado).
Claro está que hay excepciones, pero muy pocas. Veremos, D.m., cómo defiende el Sr.
Borrell su tesis constitucionalista para España y sus ideas en pro de una Europa unida.
Este asunto, el desarrollo de una solución autonómica constitucional para contentar a los secesionistas de Cataluña, cobró cuerpo al implantarse el sistema democrático vigente; pero no fue suficiente para calmarlos. Su pretensión era y es crear una nueva nación: una Cataluña independiente y soberana, dispuesta a integrarse en la Unión Europea acto seguido.
Esta es la realidad que dió pie a una pública defensa, por parte del Sr. Borrell, en favor de la unidad constitucional de España; unidad que admite soluciones y mejoras autonómicas, pero no la constitución de nuevas naciones a costa de la española formada desde hace siglos.
A esta fase hemos llegado por causa de las negligencias políticas imputables a más de un partido de los votados por españoles constitucionalistas, a los que se ha hecho burla y tomado a cachondeo; políticos de los que se hablará mal por unos y otros y será poco.
A esta fase ha llegado también el Sr. Borrell, que defendió con valentía la unidad de España y al que han puesto en la brecha por donde amenazan los partidarios de ceder al envite de la, secesión.
Sólo nos falta comprobar si al Sr. Borrell le han asignado la cartera de Asuntos Exteriores para que guarde silencio.
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