miércoles, 13 de junio de 2018
EL LUJO DE NAVEGAR A LA DERIVA
Me encuentro con un amigo de confianza: "¿Cómo ves el futuro que nos acecha?". Mi respuesta se contrae a un gesto dubitativo. Pero me entiende.
Se lo explico,
La democracia, a la española, castiga a las mayorías inermes. ¿Por qué? Es sencillo de entender. Por encima de todo, somos más sentimentales que intelectuales. Lo mismo amamos que odiamos. Y navegamos a la deriva, Nos cuesta reflexionar. ¿Qué sentido tiene un partido que se proclama constitucional aliándose con los secesionistas para hacerse con el poder? Esto es España.
En cuarenta años de vida, los nacionalistas se han hecho los amos de su demarcación en Vasconia . y Cataluña. Tienen su ideario sentimental al rojo vivo. Saben actualizarse. Hoy, entre sus voces independentistas, suenan como nuevos, vocablos como <autodeterminación>, <confederación> pese a su antigüedad.
Ya, para los más adelantados, no es necesario reformar la Constitución. Sus jefes lo dicen. Basta con leer de nuevo el texto constitucional español e interpretar esa lectura, para confederarse en pie de igualdad con ambas "naciones": ¿Y por qué no con todas las demás comunidades autónomas? Ahí está el hueso tan difícil de roer.
No me puedo alargar. Intuyo no obstante cuál es el artículo constitucional que les da pie para confederarse a vascos y catalanes secesionistas.
Y los demás ¿qué respuesta darían a esa pretendida confederación entre dos <nacionalidades> con el resto de España?
Adviertan su audacia: Euskadi, con poco más de dos millones de habitantes, que podía gobernarse con un solo parlamento, un solo gobierno, una estructura municipal simplificada, ¡confederada con el resto de España. ¿Y por qué no confederar antes a Alava, Guipúzcoa y Vizcaya, -como sugería en su primera época Sabino de Arana y Goiri- como provincias vasco-españolas entre sí? .
Sólo pretendía llamar la atención sobre las posibilidades que se abren para encarecer el gobierno de los pueblos cuando éstos sienten más que discurren.
Reflexionemos sobre lo que nos cuesta ir a la deriva.
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