lunes, 27 de abril de 2015

POR DONDE PIERDE VOTOS LA DERECHA ESPAÑOLA

   Hace muchos años, creyendo a los políticos bastante más que ahora, tuve la oportunidad de pasar  a un jerifalte de derechas con mando en plaza,-cuyo nombre no hace al caso-, un cuadernillo de  ideas con el mismo titular que este breve comentario. Y le dije: ustedes, las derechas, no tienen credibilidad porque hablan y hablan, pero salvo unos pocos, no dan ejemplo. Seguro que el jerife me interpretó mal porque me fulminó con la mirada y del cuadernillo nunca más se supo.
    Debemos de tener en cuenta, que las derechas no ganan nunca las elecciones: las pierden sus contrarios.
   Verán: si salta a la palestra un actor mejor o peor vestido de "progre" y además se proclama  "pobre",  puede contar mentiras y el auditorio se las cree. Pero si lo hiciera -como sucede con la derecha- desde la posición de un hombre acomodado, ya puede decir misa, porque no conmoverá ni al más incauto de cuantos le escuchan. Les votarán por interés, pero sin fe.
    En los comienzos de la democracia, los líderes del PC reconvertido, se presentaron al publico trajeados a la medida, con corbata y más chulos que un ocho; los del  PSOE se pusieron  de pana, camisas de camionero y  barbas estropajosas. Contra todo pronóstico el PSOE barrió, frente al PC aburguesado.
    Lo que yo explicaba en el cuadernillo que cito, eran tres ideas aún válidas: ustedes, las derechas, han de predicar con el ejemplo y tienen que hacer política  en tres sectores, por este orden: en el campo de lo social, en el cultural y en el autonómico o nacional.
   Pues bien, en  el campo de lo social, aún teniendo la razón la derecha no vende una escoba; en el terreno cultural, todos los demás partidos dominan la escuela desde abajo, pasándose por la entrepierna los planes que elabora la derecha y creando votantes a su favor, bien nacionalistas o bien izquierdistas; y en el plano autonómico,  se ve, cada día con más  naturalidad, que Andalucía defienda lo suyo,  como Valencia o Extremadura, etc. -siguiendo el ejemplo de Cataluña y el País Vasco- mientras España se desdibuja como si ya los españoles no existieran; casi, casi no existen ni para el PP.
    No renunciaré: la derecha sólo será creíble si predica con el ejemplo, empezando por prescindir del automóvil oficial. Es su servidumbre. Pero claro, yo no cuento con ello.
   Debe de saberse que  nada me desespera, entre otras cosas porque esa derecha de la que hablo viene suicidándose desde hace años, como lo hizo Roma para facilitar la llegada de los bárbaros.

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