El Estado no es el ente figurativo ideado por algunos cretinoides y usado con malicia para eludir el nombre de España e inducirnos a pensar en una nación europea que lleva este nombre en la que no se incluyen algunas de sus CC.AA. El Estado es una unidad política de personas regidas por una misma Constitución; y el País Vasco o Cataluña, hoy por hoy, son una parte más, con plenos derechos, del Estado de una nación llamada España Y sus instituciones son Estado, lo mismo si radican en Madrid, que en Vizcaya (provincia), o en Eibar (municipio), citados a título de ejemplo.
Algunos destacadas autoridades del Estado español, en los años que fueron del 2008 al 2011, negaron la crisis, pero esto no fue obstáculo para que dejaran de pagar cuantiosas cantidades a empresas industriales y comerciales, que se vieron obligadas, unas a cerrar y otras a endeudarse.
¿Qué había pasado? Que con nulo sentido de su responsabilidad algunas autoridades prodigaron un dinero que no tenían, lo que obligó a sus sucesores en el gobierno, a tomar decisiones radicales parar reducir el gasto; todo lo cual afectó a millones de españoles que fueron al paro, vieron disminuir sus ingresos y pasaron por situaciones ruinosas
¿Y donde estaba ese dinero, el del erario público, gastado en demasía por algunas autoridades del Estado, tomado éste en toda su amplitud?
Pues bien: esa es una historia mal contada ya que, en ese malgasto intervinieron muchos españoles de todos los partidos políticos con mando en plaza.
Los primeros perjudicados, moralmente hablando, fueron los políticos honestos e inocentes de cada uno de esos partidos, a los que se ha manchado con basura salpicada en beneficio de una tropa de marranos acogidos a su misma bandera.
Y nos dicen, ahora en tiempo electoral, que esos partidos no comunican bien y por ello pierden muchos votos. Es muy sencillo: bastaría con confesar la verdad sin miedo y pasar la fregona para limpiar sus sedes de las piaras de marranos que por allí aún se mueven, para que sus mensajes surtieran efecto.
¡Ah, los respetos humanos! Hay muchos tapados que resisten con su piel de oveja ocultando la fea realidad; tapados pero conocidos por la militancia más despierta de cada partido, que no se atreve a poner a cada cerdo en el cortijo que les corresponde, aunque de otras cosa presuman.
Tragarse un sapo tan grande, crea divisiones y malas consecuencias. A las pruebas me remito. Esperemos los resultados electorales. Aunque algunos piensen que la corrupción no pasa factura.
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