miércoles, 22 de abril de 2015
LOS POLÍTICOS Y SUS INTERESES
, Siempre me pregunto por qué, en España, los españoles toleran tanto a los malos políticos, se dejan llevar por el mal camino - me refiero al de la pobreza- y se alejan de los que se muestran dispuestos a trabajar, con sentido común y responsable, en bien de su país y sus paisanos.
Pienso en la credibilidad del pueblo que, ante las ofertas políticas, actúa como inmuno deficiente. Cuando fallan los mecanismos inmunitarios, el sufrido paciente, el ser humano con derecho a voto, está perdido.
Verán: cuando se proclamó la II República un hombre al que yo quería mucho, al ver la alegría con que las masas recibían el cambio de régimen exclamó: "La, gente cree que vienen a resolver los problemas de todos. No puede ser, ya que primero tienen que resolver los problemas de los suyos, los republicanos, que no son pocos. ¡Hay mucho ratón y poco queso!".
Entonces brilló la figura de don Manuel Azaña, un hombre excepcional, bien preparado para ser un buen gobernante. ¿Que pasó? Basta leer sus últimas obras para deducir que vivió horas muy amargas y dio por perdida toda esperanza. Fracasó.
Los políticos, todos, tienen sus particulares intereses. Ninguno de ellos, en su vida, va a entregarse a los demás, contra sus propios intereses; podrán no aprovecharse de las oportunidades que el poder -o sus cercanías- ponen a su alcance, porque de verdad algunos lo hacen. Pocos, ciertamente, pero siempre hay alguno digno de loa.
Escuche con atención a los políticos. Proceda luego a examinarles con el "fonendo" cuando pletóricos y afianzando su voz ante el micrófono, hablan mal de sus contrarios y prometen a los suyos bendiciones mil. ¿Firmarían sus promesas ante un notario poniendo como garantía su vivienda? ¡¡No!! ¿Por qué? Muy sencillo: miente. Y no van contra sus intereses.
Ni la derecha, ni la izquierda, ni el centro han valorado a su mejores políticos, A los mas honestos. Y ¡cuidado con las nuevas generaciones políticas aún muy verdes, que han encontrado un país renovado y distinto! Renovado y distinto -pese a los políticos- por el esfuerzo, ingenio y capacidad de millones de españoles que supieron adaptarse y mantener un ritmo ascendente, estimulados por la conducta de los habitantes de países adelantados de nuestro entorno.
La política es un plato a comer en frío. Esto lo han aprendido muy bien los países que culturalmente van en vanguardia. Por eso tantos se abstienen.
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