jueves, 31 de octubre de 2019

VIVIMOS UN PROCESO CRÍTICO (6)

     Los países socializables -en sus días de crisis- entendieron que la forma de prosperar y alcanzar un buen nivel de vida para sus habitantes, estaba al alcance de los pueblos siempre que acertaran a unirse y a convivir ayudándose mutuamente. Así, lograron unas metas nunca alcanzadas por los conglomerados de seres bípedos, en el fondo racistas, empeñados en ser los amos por estar dotados para ello- según su criterio- con virtudes exclusivas, modélicas, superiores con las que alcanzar la gloria en esta vida y el cielo en la otra.
     Este comienzo tan corto, para tratar un tema que exige una colección de libros, me lleva a citar ejemplos de uniones -cada una con su modelo-  que están hoy dirigiendo la inesperada globalización mundial donde los que mucho pueden piden más y los que menos se arrinconan en pobres chabolas expuestas a ser guaridas.
     Los pueblos unionistas encontraron soluciones diversas: el Reino Unido de la Gran Bretaña, la Confederación de cantones suizos, los Estados Unidos de América del Norte, la Unión Europea...
      El estamento superior acordado por los unionistas, asume poderes cedidos por las instituciones de cada territorio llamado a fusionarse. Es un paso constructivo. De las pequeñas comunidades, por concesiones convenientes a todos, nace una nación. Lógico.
     En España, los socialistas -no todos- nos proponen la marcha en dirección contraria: la Nación consolidada en los comienzos de la edad moderna, tienden a dividirla creando una docena y media de naciones más pequeñas con tendencia a ganar su respectiva independencia y a prosperar cada una con su idioma, sus embajadas y su colección de pesos y medidas. Eso sería una España federada.
      Y no exagero... pero ¡qué tropa!
   
     





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