miércoles, 23 de octubre de 2019

VIVIMOS UN PROCESO CRÍTICO (1)

     A veces, uno -un servidor- se complica la vida -la suya- por poner en juego aseveraciones que pudieron ser útiles si se hubieran tenido en cuenta a su debido tiempo. Nunca pensé que llegaría a ser tan viejo y en buenas condiciones de uso, para andar con ganas de romper la monotonía vulgar que me rodea.
     En el año, de 1976, antes de los sucesos de marzo, me atreví  a aseverar, en un artículo publicado en el "Norte Exprés" de Vitoria, que las sucesivas reuniones de obreros organizadas para reclamar mejoras laborales, estaban sirviendo para promover una reacción política rompedora. No era una deducción hilvanada al azar. Con la Iglesia colaborando sin reparos, mediante la prestación de templos y otros medios para celebrar reuniones entonces ilegales, la deducción era lógica: aquí y ahora esto indica que detrás de las apariencias, hay quien se mueve con intenciones supra-laborales.
     Los hechos del tres de marzo y los acontecimientos que surgieron por encima de lo previsto, daban pie para pensar que las apariencias apostólicas encubrían serios deseos de cambio.
     Lo dejo ahí pero me permitirán que diga: ahora, hoy, algo se está cociendo para promover otro cambio. ¿Cuáles son los síntomas? ¿Y quién está detrás de la "movida"? Me gustaría saberlo. En estos tiempos que corren lo mismo puede ser un clan chino, que una jugada de las petroleras asiáticas los que agitan la embestida. ¿O quizás la Europa desunida?
    Atentos a la realidad de la calle, no se puede creer que un Gobierno bajo el signo social-demócrata, consienta, con falsa tolerancia,  que el Estado español esté reviviendo con mentalidad del siglo  XX, cuando el PSOE luchaba por la dictadura del proletariado, un problema que no existe y, por otro lado, aplique tolerancia y dulzura a quienes les está comiendo el voto.

(Continuará)

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